Tania Martínez: “Ningún movimiento puede considerarse preferido en la Iglesia”

Entrevista con la nueva coordinadora de Adultos de la Acción Católica General

JOSÉ LUIS PALACIOS | Tania Martínez Alfaro, de 61 años, nacida en Barrax (Albacete), vive ahora en Madrid para encargarse del sector de adultos de la Acción Católica General (ACG) después de toda una vida en Castellón, donde coordinó el Centro de Cultura Popular y fue voluntaria en Manos Unidas. Casada, con dos hijos y dos nietas, asegura que la nueva ACG sigue encarnándose cada vez más en las diócesis y en las parroquias.

– ¿Por qué aceptó venir a Madrid a coordinar el Sector de Adultos de la ACG?

– Los que me conocen saben de mi dedicación y pasión por la ACG. Para venir a Madrid solo existía una dificultad: que mi familia entendiera motivación y disponibilidad. Lo de mi familia ha sido un acto de cariño y generosidad, sobre todo de mi marido, que es al que más le afecta. Y aquí estoy, dispuesta a restituir a la ACG todo lo que de ella he recibido. Deseo saber corresponder.

– ¿Ha cambiado mucho su perspectiva de la ACG?

– Ahora tengo mayor información y mejor conocimiento de las realidades diocesanas y del movimiento en general. Se palpa cómo se va implantando el nuevo movimiento de ACG en las diócesis. En las que todavía no existe, se constatan los esfuerzos que se están realizando, porque creen en el proyecto que hace la ACG. Todas estas realidades son muy gratificantes y nos renuevan la ilusión y las ganas de trabajar.

– ¿Cómo anda de salud la ACG?

– Está en un momento muy bueno, tratando de vivir en comunión las tres realidades de niños, jóvenes y adultos en un único movimiento. Está  encarnada en las parroquias y en las diócesis.

Renovado entusiasmo después de la crisis

– ¿El tiempo de AC ya ha pasado y ahora vienen nuevos movimientos más pujantes o todavía la AC tiene mucho que decir?

– La AC no puede perder de vista su historia, ni sus crisis. Para comprender mejor sus esfuerzos y dificultades en la década de los 70, hay que tener en cuenta que se vio afectada por los problemas sociopolíticos de la época, que influyeron por igual tanto a la vida de la Iglesia como al resto de la sociedad. Pero la crisis no fue un acto final. La AC no ha dejado de existir ni de pensar en su futuro. Don Elías Yanes, en el documento La Acción Católica, un don del Espíritu, relata los pasos dados por la AC para la superación de la crisis, pasos que han dado lugar a la nueva ACG que hoy, con renovado entusiasmo, se esfuerza por testimoniar a Jesucristo en medio del mundo. “El tesón y la vitalidad de la propia Acción Católica, su conciencia de misión, el convencimiento cada día más vivo de que misión y comunión eclesial son inseparables, la ha llevado a rehacer su identidad dañada por la crisis y a renovar sus estructuras y su  orientación”, se señala. Por tanto, la AC no ha dejado de existir ni de pensar en su futuro. Respecto a la relación con los nuevos movimientos, considero que todos tenemos nuestro lugar en la Iglesia, todos somos necesarios y nadie puede considerarse preferido.

En el nº 2.748 de Vida Nueva (entrevista íntegra para suscriptores).

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