Gobierno Nacional suspende subvención al Colegio Mayor de San Bartolomé

El martes primero de marzo en la tarde el Ministerio de Hacienda informó a la compañía de Jesús la decisión de suspender la subvención económica que por ley de 1985 el Gobierno colombiano se había comprometido para el funcionamiento del Colegio Mayor de San Bartolomé. La razón expuesta por el propio Ministerio de Hacienda en principio es que la mencionada ley no se ajusta a la Constitución de 1991.
La noticia ha caído como un balde de agua helada, pues tres semanas atrás el propio provincial había anunciado públicamente la decisión de no vender el edificio en el  que por más de 400 años ha albergado y formado a miles de generaciones desde 1604, entre las que se cuentan próceres de la independencia, intelectuales y expresidentes de la República.
El anuncio de la no venta de su magnífica e histórica sede, fue la decisión de la comunidad religiosa ante la propuesta del ministro del interior y de justicia Germán Vargas Lleras, de adquirir aquel edificio para convertirlo en la sede de los futuros Ministerio del Interior y Ministerio de Justicia.
“Por la cifra no se preocupen padres, que eso lo acordamos”, habría expresado el ministro Vargas Lleras ante un oficial de la compañía y otros representantes. Para ese momento la respuesta de los jesuitas fue de agradecimiento por la oferta que tendría que ser consultada con distintas instancias. Se consultó la opinión de estudiantes, profesores, padres de familia, egresados y amigos de la institución. Por último se tuvo en cuenta  el juicio de 30 miembros de la comunidad jesuita.  La respuesta fue casi unánime: no vender. Se esgrimieron entonces razones que pasaron desde el valor histórico y patrimonial hasta la regia ubicación de la institución para los estudiantes y la posibilidad de ruta para cualquier punto de la ciudad. El sentimiento y percepción de los estudiantes fue la respuesta que más pesó.  El  ejercicio  colmó de argumentos la decisión en contra de la venta,  que se anunció por radio (la W Radio) el 18 de febrero.
El efecto de la suspensión de la ayuda oficial
Cada año el Gobierno nacional  aportaba cerca del 100 por ciento de los costos en que incurría el colegio para responder por la  formación de niños y jóvenes de estratos uno, dos y tres con una calidad que muchas instituciones educativas del nivel medio envidiarían. “El colegio es virtualmente gratis, los padres de familia pagan prácticamente una cuota anual porque el mes de pensión ha sido de 10 mil pesos”, manifestó un profesor quien optó por omitir su nombre.
De ocho años hacia acá, la ayuda estatal empezó a disminuir sensiblemente, de manera que hubo periodos en los que el monto de la subvención con respecto al costo total de su funcionamiento era del 80 e incluso del 60 por ciento aproximadamente, razón por la cual, la salud económica de la institución venía viéndose afectada.  Fue entonces cuando surgió como planteamiento la posibilidad de venta de la sede y una búsqueda del refinanciamiento del colegio.
El último déficit económico de la institución ascendía a 1.000 millones de pesos, pero con la decisión gubernamental de suspender la ayuda, el déficit ascendería a cerca de 7.000 millones de pesos.
Una fuente cercana a la casa provincial afirmó que no hay alternativas a la vista para mantener la posesión de la sede -patrimonio histórico de la comunidad y el país- puesto que ahora, la multiplicación de la deuda del colegio presiona a favor de su venta al Gobierno. Cobra más vigencia que nunca lo expresado por el jesuita Alberto Munera Duque en 2004  con motivo de los 400 años de la institución “Confiamos el futuro de nuestra inigualable institución educativa a la Providencia divina”. VNC
TEXTO: JIMMY ESCOBAR G.
FOTO: OJOS DE AGUA, DIANA CORREA

El 23 de Septiembre de 1604 llegaban a Santafé provenientes de Cartagena 5 fatigados Jesuitas enviados a fundar el Colegio de la Compañía. La institución educativa establecida por los Jesuitas el día 27 de Septiembre de 1604 al hacer entrega a la Real Audiencia de Santafé, de la cédula real que autorizaba la fundación, inició sus labores educativas el 1º de Enero de 1605 con 70 estudiantes, en las dos casas previamente compradas para dictar las clases, por los Padres Alonso de Medrano y Francisco de Figueroa en Mayo de 1600, situadas en la esquina sur oriental de la plaza principal de la ciudad, en el mismo sitio en que ahora nos encontramos. La institución educativa cuyo cuarto centenario de fundación celebramos en el 2004, aunque se llamó originalmente Colegio de la Compañía de Jesús en Santafé, hoy se denomina honrosamente Colegio Mayor de San Bartolomé, nombre heredado del Seminario de la ciudad re-fundado por el Arzobispo don Bartolomé Lobo Guerrero el 18 de Octubre de 1605 y ubicado en lo que hoy es el Palacio de San Carlos. Este Seminario fue encomendado a la dirección de los Jesuitas. Los Seminaristas y convictores que allí residían tomaban sus clases en las aulas del Colegio de la Compañía y de la Universidad Javeriana. Al ser expulsados los Jesuitas del Nuevo Reino de Granada en 1767, por disposición de la Junta Virreinal de Temporalidades, en 1772 se trasladó el Colegio Seminario de San Bartolomé al edificio donde habían funcionado el Colegio de la Compañía y la Universidad Javeriana, y asumió las funciones educativas que dicho Colegio y Universidad desarrollaban.
En 1823 el Estado entregó a la Arquidiócesis el antiguo convento de los Capuchinos y templo de San José para uso del Seminario Conciliar, que al trasladarse allí tomó dicho nombre y no mantuvo el primigenio de San Bartolomé. Este nombre quedó en adelante adscrito sólo a la institución educativa de estudios secundarios que siguió funcionando en su edificio tradicional. Y desde 1826 los estudios universitarios que continuaban en este mismo lugar asumieron el nombre de Universidad del Primer Distrito o Universidad Central.
Pero en 1840, por disposición estatal, el Seminario Conciliar volvió a ocupar una parte del edificio del antiguo Colegio de la Compañía y de la Javeriana, en lo que hoy es la calle 9ª entre carreras 6ª  y 7ª, pero con separación  jurídica del Colegio de San Bartolomé.
La Universidad Central también siguió funcionando en el mismo edificio con el Colegio de San Bartolomé y con el Seminario Conciliar. La Ley del 21 de Mayo de 1842, dispuso que “La Universidad Central, el Colegio de San Bartolomé, el Museo y la Biblioteca Nacional quedasen bajo el gobierno y dirección de un solo Superior, que se denominaría Rector de la Universidad y del Colegio de San Bartolomé”.
En 1844 llegaron de nuevo a Bogotá los Jesuitas. El Arzobispo les encomendó la dirección del Seminario que todavía funcionaba en parte del edificio que antiguamente había sido la sede del Colegio de la Compañía y de la Javeriana.
En 1850 los Jesuitas fueron expulsados del país por José Hilario López. Regresaron en 1858 y se encargaron tanto del Seminario como del Colegio de Bachillerato que continuó llevando el nombre de San Bartolomé, y de las Facultades de Ciencias, Filosofía y Literatura, de la Universidad.
En 1861 Tomás Cipriano de Mosquera volvió a expulsar a los Jesuitas. Bajo la administración del Estado de Cundinamarca, el Colegio de San Bartolomé siguió funcionando. Presidió sus destinos como Rector el Dr. Antonio Vargas Vega desde 1865 hasta 1883. La Nación reasumió la dirección y administración del Colegio desde 1886 a partir de la nueva Constitución.
En 1880 la Nación había entregado a la Arquidiócesis el convento de San Agustín en la Candelaria, a donde se trasladó el Seminario desde la parte del edificio del Colegio de San Bartolomé que ocupaba hasta ese momento, y como en la ocasión anterior, el Seminario no conservó su nombre fundacional sino el de San José.
Desde el 24 de Agosto de 1887 retomaron los Jesuitas a la dirección de su Colegio por convenio con la Nación, hasta el momento actual, exceptuando los 10 años que duró la expropiación del edificio por disposición del Congreso en 1939, desde 1941 hasta 1951, lo que motivó la construcción y traslado del Colegio a los predios de La Merced. La demanda a la Nación por la arbitraria expropiación concluyó con una transacción por la cual la Compañía de Jesús cedió el ángulo noroccidental del edificio para construir la actual plazoleta, y la Nación le restituyó el resto del edificio, a excepción del actual Museo Colonial.
La compleja historia del país y de nuestra entrañable capital Bogotá ha sido enriquecida durante estos últimos cuatro siglos con la multifacética presencia y acción de la institución educativa fundada por los Jesuitas desde este privilegiado rincón de la Patria en la esquina suroriental de la Plaza de Bolívar.
Alberto Munera Duque

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