Nuevo capítulo del relevo episcopal en Sucumbíos

El Papa nombra ahora un delegado pontificio para el vicariato ecuatoriano

JOSÉ LUIS CELADA | El 21 de marzo, un breve comunicado de la Secretaría de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) anunciaba que, cuatro días antes, Benedicto XVI había nombrado al actual titular de este órgano y obispo de Guaranda, Ángel Polibio Sánchez Loayza, como “Delegado Pontificio para que sea el Representante del Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos ante el Gobierno Nacional y para ayudar en las tareas pastorales de ese Vicariato mientras no se provea otra cosa”. Hasta aquí, nada nuevo respecto a otros nombramientos papales, si no fuera por dos detalles: el uso de una expresión poco habitual en estos casos (“donec aliter provideatur”), que deja abierto un horizonte de cierta provisionalidad; y el hecho de que el encargo recibido por el secretario de la CEE sea el de intervenir en una Iglesia local que meses atrás fue escenario de un polémico relevo episcopal.

A finales de octubre de 2010, dos años después de haber presentado su renuncia por edad, el carmelita descalzo español Gonzalo López Marañón, obispo del vicariato desde 1984, era sustituido por un administrador apostólico, el P. Rafael Ramón Ibarguren, un argentino de los Heraldos del Evangelio. Desde entonces, y tras la “triste” salida del religioso burgalés de la diócesis, se han sucedido las manifestaciones en apoyo de uno y otro, hasta el punto de que resultaba difícil desarrollar con normalidad la labor pastoral. Un hecho que parece no haber pasado desapercibido para la Santa Sede.

Tampoco ha sido ajeno a esta situación –por lo que cuentan los principales diarios ecuatorianos– el presidente del país. Más aún, algunos hablan de “rectificación” papal para referirse a la reciente designación de Sánchez Loayza, y sostienen que el cambio se produce tras las continuas advertencias de Rafael Correa amenazando con echar mano del convenio de la Iglesia con el Estado para vetar el nombramiento del P. Ibarguren, miembro de “una secta fundamentalista”.

‘Valioso aporte al país’

El mandatario –que el 9 de marzo impuso al obispo López Marañón la Condecoración Nacional al Mérito, en el grado de Caballero, por su “valioso aporte al país”– calificó de “imprudencia” de la CEE y del Vaticano apartar a los carmelitas para ir “al otro extremo” con los Heraldos del Evangelio, una congregación cuyos “fundamentalismos atentan contra el trabajo social desarrollado durante décadas en Sucumbíos”. “Y eso –concluyó– no lo vamos a permitir”.

En el nº 2.747 de Vida Nueva

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