(Peio Sánchez Rodríguez, sacerdote y profesor) La última cima, The way, De dioses y hombres, en breve Encontrarás dragones… Son solo algunos títulos del cine espiritual más reciente, cuyas posibilidades pastorales representan un sugerente desafío en el contexto de la nueva evangelización. En este tiempo de comunicación audiovisual y digital, sus argumentos y valores nos brindan la oportunidad de cultivar el diálogo fe-cultura con nuevos lenguajes y desde escenarios inéditos. He aquí un puñado de interesantes reflexiones sobre una propuesta tan necesaria como apasionante.
La crítica cinematográfica reciente descubre la emergencia de los argumentos espirituales en el cine. No se trata únicamente de una cuestión sectorial o de coyuntura. En una situación de crisis de civilización, la búsqueda espiritual y religiosa vuelve como la pleamar tras la resaca.
Puede ser que el cine esté ayudando a descubrir que estamos en un kairós sugerente y retador. La cultura, tanto la más popular como la innovadora y experimental, ha agotado ya algunos caminos que atraen mucho menos y que además venden con más dificultad.
Quizás el cine sirva de detector de una tendencia cultural que hemos de confirmar en otros terrenos como las artes plásticas, la literatura o la filosofía. En la posmodernidad relativista, aparecen extraños brotes que tienen su raíz en el corazón mismo de lo humano. Por eso, puede ser interesante pensar un poco sobre cine y cultura, cine y evangelización.
Tras analizar las convergencias y las divergencias entre el cine religioso y el cine espiritual, repasaremos detenidamente las nuevas fuentes del cine espiritual, lo que nos permitirá hacernos una idea del horizonte que abordamos. Concluiremos con algunas iniciativas que se van multiplicando y reclaman redes nuevas y más amplias de acción pastoral.
El cine digital, algo más que un cambio de formato
Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) han variado el panorama dando un salto que supone ajustes que afectan a la totalidad de la vida social. Nunca el consumo audiovisual, y por lo tanto de las películas de cine, ha sido tan elevado, pero los canales han cambiado de forma radical. Si la televisión supuso un cambio significativo para el cine, las nuevas TIC e Internet han cambiado y cambiarán el panorama del cine como industria, tecnología, forma de entretenimiento, arte y comunicación.
Este panorama está produciendo cambios tanto en la producción como en el consumo audiovisual, pero bajo un común denominador: lo audiovisual reina como forma ordinaria de entretenimiento, información, comunicación y formación.
Con este panorama, el cine se ve inmerso en un proceso donde la producción cinematográfica es más variada, plural y accesible, pero donde cada vez más el negocio se concentra en pocas manos y la distancia entre la calidad técnica y las posibilidades de distribución de los productos se ensancha. Lo barato e independiente parece perder posibilidades frente a un consumo que, sorprendentemente, es cada vez más uniforme y controlado por las grandes redes comunicativas multinacionales. Pero, sin embargo, las producciones independientes de bajo coste se multiplican por doquier.
Así pues, asistimos a un momento apasionante para el cine. Las salas de exhibición, para sobrevivir, asumen nuevas prestaciones como las 3D o la retrasmisión de otros espectáculos de ópera o deportes. Los seriales televisivos atraen a un público que se fideliza de forma dependiente a historias y personajes en evolución.
La vertiente audivisual y cinematográfica del diálogo fe-cultura
Una pastoral audiovisual concreta como la del cine puede prestar un buen servicio al planteamiento más amplio del diálogo fe-cultura. La insistencia de Benedicto XVI en esta cuestión descubre la necesidad, un tanto relegada, de dar una decidida importancia a la dimensión cultural de la propuesta cristiana.
Una cultura digital global exige un proyecto cultural integrado en el que interactúen las instituciones eclesiales que intervienen en este terreno, tales como centros educativos, facultades universitarias, editoriales, distribuidoras y librerías, medios de comunicación –contando prensa, radio, televisión, cine e Internet–, centros culturales católicos e iniciativas parroquiales, así como artistas, profesores, políticos y todo tipo de agentes pastorales (laicos, religiosos, sacerdotes y obispos).
Esto supone un análisis compartido de los grandes escenarios donde se debe afrontar el diálogo cultural, así como iniciativas y programas que hagan propuestas sobre la forma de vivir, de pensar y de actuar desde la fe. Para ello es necesario descubrir, suscitar y promover aquellas manifestaciones culturales que desde la música, las artes plásticas, el teatro o la producción audiovisual se abren a la dimensión trascendente y a la presencia de lo sagrado.
Una pastoral sobre la comunicación audiovisual
- Exigiría promover la formación de profesores y agentes de pastoral para un diálogo profundo fe-cultura,
- Debería ofrecer iniciativas de calidad educativa y pastoral en torno al cine, la televisión e Internet para centros educativos y parroquias que por sí mismos difícilmente tienen la cualificación para desarrollarlas.
- Esto supondría integrar una red de distribución cinematográfica y otros productos audiovisuales en librerías y otros canales para garantizar la presencia de una cultura amiga en el negocio cultural.
- Para ello convendría fidelizar al público católico a un consumo de películas y otros materiales audiovisuales que sean coherentes con la fe y la sensibilidad cultural que de ella procede.
- Desde la presencia en Internet y en las redes sociales, movilizar a los espectadores católicos y crear una opinión formada capaz de discernir y elegir.
- Potenciar, en este tiempo de cierre de salas de exhibición, una red de salas alternativas que ofrezcan a la vez producción cultural y formación. Este sentido, correspondería reciclar digitalmente tantas salas abandonadas.
- Convendría editar materiales didácticos que faciliten la formación del público católico
- Habría que promocionar a los nuevos creadores audiovisuales hacia la sensibilidad espiritual a través de concursos y propuestas cercanas a las escuelas de cine y facultades de comunicación.
- Y por último, sería necesario impulsar una producción que vaya garantizando rentabilidad y calidad de este tipo de productos.
Los medios de comunicación católicos deben trabajar en sinergias y colaboraciones para movilizar al público con la colaboración de las parroquias y otras iniciativas pastorales. En la era digital, el crecimiento del público o de las ventas plantea movilidad y redes cada vez más amplias de producción, distribución y exhibición.
Del cine religioso al cine espiritual
La diferencia entre el cine religioso y el cine espiritual es más que temática y argumental; como veremos, afecta al estilo, la intencionalidad y, en estos momentos, incluso al medio habitual de comunicación.
El cine religioso cristiano se caracteriza porque, argumentalmente, trata temas bíblicos, vidas de santos o de personajes que son testimonio por su fe o vida eclesial. Frecuentemente, su ambientación es histórica, con uso de la iconografía propia, así como música y canto de referencias cristianas. La intencionalidad de este cine es dar a conocer y profundizar en la experiencia cristiana mediante modelos de referencia o identificación. Actualmente, el formato más habitual de realización es el televisivo. El público de este cine, normalmente, es el creyente convencido o el creyente culturalmente cristiano.
A su vez, el cine espiritual, argumentalmente, se caracteriza por las cuestiones antropológicas que trata, tales como la lucha del bien contra el mal, la búsqueda de la libertad, la posibilidad del perdón, el encuentro y las relaciones interpersonales desde el amor, el sentido de la justicia o la disposición a la entrega.
Estilísticamente, se preocupa por la experiencia estética de la belleza como acercamiento a lo sagrado e incorpora símbolos abiertos a una interpretación trascendente. Esto supone intencionalmente el deseo de acercase al alma humana planteando la pregunta por el Misterio o el Dios personal. El público de este tipo de cine se sitúa o bien en búsqueda espiritual o bien desde la profundización en una experiencia religiosa concreta.
La consolidación de iniciativas
En este momento, las iniciativas en torno al cine espiritual crecen y la valoración de sus propuestas está en plena expansión a nivel internacional. Veamos algunas líneas abiertas de interés.
La distribución del cine espiritual en España
Asistimos a un desarrollo sostenido de la presencia del cine espiritual entre nosotros. En el último año, en un contexto de fuerte descenso de la taquilla del cine español, el documental La última cima (2010) ha alcanzado 135.821 espectadores. De dioses y hombres, una ficción que ha sido gran éxito en Francia, ya va por los 116.171 espectadores. Otros títulos como The way, sobre El Camino de Santiago, han tenido 63.671 espectadores. Si nos desplazamos hacia los títulos norteamericanos, como The Blind Side. Un sueño posible, tenemos 33.137 espectadores.
Pero si vamos al cine más comercial, la tercera entrega de Las crónicas de Narnia, titulada La travesía del viajero del alba, ha tenido 1.437.010 espectadores, mientras que Invictus ha contado con 1.224.527. Podemos confirmar, pues, que hay un público para este tipo de cine que se multiplica si apuntamos a títulos comerciales de distribución mundial. Por tanto, el público se moviliza hacia películas muy concretas en lo que se refiere al cine espiritual y crece cuando se trata de grandes lanzamientos de valores espirituales.
La iniciativa de distribuidoras como Karma Films ha supuesto el impulso de la distribución y recuperación de este tipo de títulos, aunque estamos lejos de la movilización del público católico, que es bastante pasivo culturalmente hacia los títulos marcados por el interés espiritual. La incorporación de European Dreams Factory, A Contracorriente Films y las incursiones de las otras distribuidoras no especializadas en este tipo de productos ayudan al crecimiento de forma sostenida del DVD con la participación de la red de librerías religiosas.
Sin embargo, las posibilidades del público católico de nuestro país permanecen bastante tapadas, ya que no parece que, como sucede en general, contemos con espectadores formados que eligen un tipo de cultura, sino que se suman al consumo mayoritario.
Una de las apuestas interesantes es la presencia del cine en la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Por primera vez, se abre a este espacio tan importante para la acción pastoral con los jóvenes. Los estrenos recientes, la profundización creyente, la música de sus bandas sonoras, los actores y directores como protagonistas, estarán presentes al servicio de este encuentro entre los jóvenes y la fe.
La Semana y la Muestra del Cine espiritual
La Semana del Cine Espiritual, con origen en Barcelona, es una propuesta destinada a jóvenes a través de sus centros educativos y, actualmente, se ofrece en más de 50 ciudades en España, además de extenderse por Italia y América Latina. La edición del curso 2010-2011, bajo el lema Firmes en la fe, alcanzará los 120.000 espectadores correspondientes a la ESO y bachillerato. La participación activa de las diócesis y la Escuelas Católicas (FERE-CECA), todo ello con el impulsio de SIGNIS-España, permiten esta iniciativa de reconocida calidad educativa y espiritual plasmada en los diferentes materiales que se elaboran para cada edición.
El Observatorio del cine espiritual
Uno de los retos urgentes es la investigación, formación y difusión de este tipo de cine. A partir de septiembre de 2011, se ofrecerán un máster y diferentes cursos monográficos sobre estos temas. El acuerdo de diferentes instituciones educativas y universitarias garantizará este proyecto que se convertirá en referencia mundial. Lo que, sin duda, será una oferta sugerente para profesores, catequistas y familias en general.
El hecho de la progresivamente creciente presencia del cine espiritual en la pantalla debe ser una ocasión para renovar la pastoral audiovisual en un tiempo donde urge anunciar el Evangelio en su verdad original, pero en los nuevos lenguajes y escenarios culturales. Esta posibilidad plantea la necesidad de un proyecto cultural integral que parta de iniciativas concretas en el territorio, tenga en cuenta la inculturación en los diferentes pueblos y se abra a un horizonte cada vez más global en un momento donde la catolicidad es mucho más inmediata. Tan cerca como llegar a cualquier lugar en un vuelo de avión de unas horas, comunicarte con cualquier persona por grande que sea la distancia en una videoconferencia con el móvil o ver una película de cualquier rincón de la Tierra en tu tableta compacta.
Pliego íntegro, en el nº 2.746 de Vida Nueva.