Educación y desarrollo para crecer juntos como país

Mensaje de los obispos paraguayos por el Bicentenario al concluir su Asamblea


(Washington Uranga. Asunción) Al término de su 190ª Asamblea Plenaria, celebrada del 7 a 11 de marzo en Asunción, los obispos paraguayos emitieron un mensaje “en preparación al Bicentenario de la Independencia Nacional”, en el que señalan que es “prioritaria la atención a la Educación de calidad y para todos”, advierten que “la Patria necesita del concurso de políticos y estadistas competentes y con “deseos de superación”, y reclama, entre otros temas, “una reforma agraria integral”, la creación de fuentes de trabajo y la pronta sanción parlamentaria de la “ley de impuesto a la renta personal”. El documento es una toma de posición de la Conferencia Episcopal Paraguaya frente a la realidad del país, señalando aquellos aspectos que, a su juicio, requieren atención prioritaria.

La declaración recoge, asimismo, el sentir de los superiores de congregaciones religiosas que trabajan en Paraguay que, en número cercano a 70, participaron en una reunión conjunta con el Episcopado en los días previos a la Asamblea. Por tal motivo, el mensaje alude específicamente a la “sincera comunión eclesial” entre obispos y religiosos que permitió reflexionar y anotar “orientaciones que nos impulsen a realizar este gran emprendimiento” de la Misión Continental Permanente, lanzada por los obispos latinoamericanos y caribeños en Aparecida (Brasil) en 2007.

En cada una de las cuestiones abordadas, el texto pide particular cuidado “para aquella porción de nuestro pueblo que sufre y carece de las condiciones apropiadas de una vida digna”. En este contexto, los prelados consideran “prioritaria la atención a la Educación de calidad y para todos, con un cambio sustancial del sistema educativo actual que garantice la formación de la persona humana y promueva un desarrollo integral indispensables para fortalecer la identidad nacional, dentro del concierto de las Naciones”.

En el transcurso de la Asamblea, los participantes mantuvieron un encuentro con el ministro de Educación, Luis Alberto Riart, a quien expresaron su compromiso formal de “apoyar el acceso a la educación de los compatriotas”, porque ese “es el camino para el desarrollo humano y de un país que necesita imperiosamente la formación integral de su pueblo”.

Prioridad nacional

El Episcopado manifiesta también su “preocupación por las orientaciones de una educación sexual que contradice los principios fundamentales de la naturaleza humana”, concretados en “la obra de la creación del hombre como varón y mujer y que en el matrimonio vive responsablemente su sexualidad abierta a la vida”. En este ámbito, se insiste en la necesidad de “priorizar” la educación en el presupuesto nacional, para impulsar “la urgente transformación de las condiciones de pobreza y marginación” del país. Porque “una educación de calidad –dice la nota– garantizaría el desarrollo sustentable personal y social a todos los ciudadanos”.

Hubo también una llamada “a toda la población” a acompañar “con una colaboración efectiva” los esfuerzos del Gobierno de Fernando Lugo “en el campo de la salud para todos, en especial para los excluidos”. Reclamo que cobra especial sentido dadas “las actuales amenazas de enfermedades pandémicas y ambientales, como el dengue y los diversos tipos de influenza”.

El mensaje incluye, además, una invitación a los parlamentarios para que sancionen la ley de impuesto a la renta personal, demanda que Lugo ha realizado sin éxito en el Congreso. “Su cumplimiento en conciencia social y justicia –reconocen los firmantes– traerá beneficios no solo organizativos de todo el sistema económico y administrativo, sino que contribuirá a la formalización de la economía, a eliminar la corrupción administrativa y potenciará los recursos económicos para beneficio de toda la población”. Porque “es justo –añaden– que el que tiene más, tribute más”.

Junto a ello, se alude a la “urgencia de crear fuentes de trabajo”, porque “solo así se podrá disminuir la pobreza reinante y la emigración interna y externa de jóvenes y adultos, especialmente de mujeres, si se toman cuanto antes las medidas adecuadas”.

Párrafo aparte mereció el tema de la seguridad, “fruto de la confianza dentro de la familia, la vecindad y la solidaridad entre los vecinos”. Una solidaridad que “se cultiva en la educación ciudadana y escolar y se expresa en las buenas relaciones interpersonales y sociales”. De aquí que el Episcopado inste a las comisiones vecinales, las capillas y comunidades de base a colaborar “responsablemente” con “el servicio ciudadano en estrecha cooperación con el Estado”.

En el nº 2.746 de Vida Nueva

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