Una economía al servicio de las personas

Carta Pastoral de los obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria

(Vida Nueva) Con motivo de la Cuaresma y Pascua 2011, los obispos de las diócesis de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria han publicado una carta pastoral conjunta titulada Una economía al servicio de las personas. Ante la crisis, conversión y solidaridad. El texto quiere ser una reflexión sobre “la aguda crisis que estamos padeciendo. Nos mueve a ello la gravedad del momento, el sufrimiento de muchas personas, especialmente las más desprotegidas”, pero también “nuestra responsabilidad de colaborar al bien común”. Vida Nueva se lo ofrece en su versión íntegra.

Una economía al servicio de las personas. Ante la crisis, conversión y solidaridad. Carta Pastoral de los obispos de Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria

“Esta Carta quiere ser una llamada a renovar nuestra vida cristiana para celebrar gozosamente la Pascua de Resurrección del Señor. Una celebración que anualmente es precedida de la Cuaresma, como tiempo de preparación en el que percibimos una insistente llamada a la conversión.

La Iglesia rememora cada año el acontecimiento de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, fundamento de la auténtica liberación y salvación humana. Y se prepara para vivir en profundidad este acontecimiento a través de un “tiempo fuerte” de infancia espiritual, conversión y cambio, que es la Cuaresma.

En los últimos treinta años hemos venido publicando periódicamente una carta pastoral de Cuaresma y Pascua. En esta ocasión volvemos a hacerlo, para reflexionar sobre la aguda crisis que estamos padeciendo. Nos mueve a ello la gravedad del momento, el sufrimiento de muchas personas, especialmente las más desprotegidas, nuestra responsabilidad de colaborar al bien común y nuestro deseo de que esta crisis sirva para convertirnos individual y comunitariamente, y así ser auténtica sal de la tierra y luz del mundo.

Nuestra vida cristiana, inmersa y comprometida con la realidad de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, no puede menos que estar concernida por la actual situación. Crisis es la palabra que envuelve tantos y tan variados problemas característicos de la situación económica y social de estos últimos años. La Crisis se hace presente en nuestra vida cotidiana como una niebla baja y persistente que lo invade y envuelve prácticamente todo. Se hace presente en noticias y comentarios informativos, en las reflexiones editoriales y en las tertulias y debates, que llegan hasta nuestros hogares por radio, prensa o televisión.

La Crisis en sus diversas dimensiones y con todas sus consecuencias llena desde hace tiempo la preocupación y las agendas de los gobernantes, los partidos políticos, las organizaciones sindicales, empresariales y profesionales. La Crisis afecta de una manera u otra a la industria, al comercio, a los servicios y al sector público.

La gente de a pie la siente como una amenaza que pende sobre la estabilidad de puestos de trabajo, así como en los recortes salariales, los expedientes de regulación de empleo o el paro. La vemos y padecemos en la regulación de las pensiones y el recorte o desaparición de ayudas sociales. Muchos empresarios, grandes y pequeños, la sufren en las restricciones crediticias y en la disminución, a veces muy grave, de su carga de trabajo. Todos percibimos sus consecuencias al solicitar créditos e hipotecas, al tratar de adquirir una vivienda, al buscar un primer empleo…

Los hechos son realmente graves e interpelantes. No podemos esconder la cabeza frente a lo que está ocurriendo, ni, mucho menos, mirar para otro lado frente al sufrimiento de tantas personas. Precisamente por estar llamados a anunciar la Buena Nueva, y ser sal y luz, debemos reflexionar sobre la situación presente, tratar de entenderla y enjuiciarla en sus justos términos, iniciar una profunda conversión para cambiar lo que sea necesario y, sobre todo, ejercitar la solidaridad con todas las personas que sufren las consecuencias de la crisis…”.

En el nº 2.745 de Vida Nueva. Para acceder a la Carta Pastoral íntegra, pinche aquí. (PDF)

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