Sevilla acoge a su nuevo obispo auxiliar

Santiago Gómez Sierra fue consagrado el 26 de febrero

(J. Lorenzo) El pasado 26 de febrero, 41 años después, el imponente marco de la catedral de Sevilla volvió a acoger una ceremonia de consagración de un obispo auxiliar para esa sede hispalense; en esta ocasión, en la persona de Santiago Gómez Sierra (Madridejos, Toledo, 1957), a quien acompañaron un total de 28 prelados. En su alocución, el nuevo obispo (que tres días más tarde votaría por primera vez en unas elecciones presidenciales en la CEE), reconoció que recibía la responsabilidad que deriva del ministerio episcopal “en unos tiempos que no son fáciles para la Iglesia”.

“Se extiende –continuó– el horizonte de la superficialidad y de la indiferencia religiosa en la vida de muchas personas, crece la increencia y el secularismo, es frecuente la ridiculización de la Iglesia y hasta la persecución de los cristianos, que en bastantes países se juegan la vida por su fe”. Frente a esto, Gómez Sierra sostuvo que “la respuesta realista y esperanzada de la comunidad cristiana no puede ser otra que la evangelización”.

Dirigiéndose a los miembros de la comunidad cristiana de Sevilla, el nuevo obispo se ofreció para servirles desde su nuevo ministerio, a la vez que les pidió ser acogido “como un hermano”.

También tuvo palabras para el arzobispo, Juan José Asenjo, a quien agradeció el interés puesto para incorporarle como su auxiliar, y a quien servía desde los tiempos de este como titular de Córdoba. En esa diócesis le confió varias responsabilidades, la última de ellas la de presidir el Consejo de Administración de Cajasur.

Asenjo, por su parte, en la homilía que pronunció, le pidió a su auxiliar “que no olvides nunca que la verdad más profunda del ministerio episcopal es servir, que recorras cada día el camino del amor y que te conceda la generosidad sin pausas ni límites en el servicio”.

En el nº 2.744 de Vida Nueva.

DOCUMENTACIÓN ACTUALIZADA

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