¿Cuál será la Iglesia del futuro?

Nuestra Iglesia católica, a la que la mayoría de colombianos e hispanoparlantes pertenecemos por el bautismo y por herencia, se ha movido en escenarios como el Imperio Romano, la Europa cristiana medieval o las tierras conquistadas por la Corona española, en los que cristianismo era sinónimo de civilización occidental.

Y con ella se confundía cuando la religión del “mundo conocido” era el cristianismo: la “católica”, que quiere decir universal.

Por eso su jerarquía era dueña de la verdad, de la moral, de la salvación -extra ecclesia nulla salus- y, cuando el Papa hablaba urbi et orbe sus palabras eran acatadas.

Pero el mundo ha cambiado. La Iglesia católica ya no tiene el monopolio que durante casi veinte siglos ejerció en Europa y durante cinco siglos en América Latina.

Se ha roto debido a divisiones religiosas, al proceso de secularización, a dinámicas migratorias, al crecimiento de los movimientos pentecostales, a la recomposición religiosa de la población.

Como escribe John L. Allen, Jr., corresponsal de National Catholic Reporter en el Vaticano y autor del libro The Future of the Church (Doubleday, 2010), la Iglesia Católica, la más antigua institución trasnacional, se mueve hoy en nuevos escenarios. Sin desconocer la dimensión planetaria del catolicismo y su crecimiento a nivel mundial, hace notar la transición de un mundo dominado por una sola religión a un mundo en el que conviven diversas opciones religiosas. Estos cambios, argumenta Allen, son el actual reto que enfrenta la Iglesia católica.

A ellos tendrá que responder y adaptarse. Sobre todo, aprender a convivir con otras confesiones religiosas, a dialogar con ellas y con otras culturas sin pretensiones de superioridad.

Y a compartir con otras tradiciones los caminos para encontrar a Dios. ¡O para dejarse encontrar por su amor!

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