Cuaresma 2011: “Haciendo más pobre nuestra mesa superamos el egoísmo”

La Santa Sede presenta el Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2011

El cardenal Robert Sarah con Myriam García Abrisqueta, presidenta Manos Unidas (izq.)

(Antonio Pelayo. Roma) Con alguna antelación respecto al tiempo litúrgico (el 9 de marzo es el Miércoles de Ceniza), se ha hecho público el Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma de 2011, cuyo lema es Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con Él también habéis resucitado (Col 2, 12). La presentación tuvo lugar el martes 22 de febrero en la Sala de Prensa de la Santa Sede y estuvo a cargo del cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo ‘Cor Unum’, acompañado de algunos de sus colaboradores y de Myriam García Abrisqueta, presidenta de Manos Unidas.

El Mensaje no llega a diez páginas de pequeño formato, pero es un texto denso inspirado en varios textos litúrgicos del tiempo cuaresmal de los que el Papa deduce algunas consecuencias, como “tomar conciencia de la propia fragilidad”, “alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios” y que “la comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte para vivir sin fin con Él”.

En la segunda parte, Benedicto XVI glosa la triple práctica cuaresmal del ayuno, la limosna y la oración. “Haciendo más pobre nuestra mesa –escribe– aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor”. “El afán de poseer –se dice en otro momento– provoca violencia, prevaricación y muerte (…). La idolatría de los bienes no solo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de vida”. “La oración –añade más adelante– nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro”.

El cardenal Sarah, que preside ‘Cor Unum’ desde el pasado 7 de octubre, recordó sucintamente algunas de las misiones que el Papa le ha encomendado desde entonces, como Haití, donde llevó, en su nombre, dos millones de dólares para las víctimas del terremoto. “En Haití, Sahel, América Latina y El Caribe –dijo–, así como en cualquier lugar del mundo donde ha sido necesaria una ayuda concreta, la Iglesia católica ha estado siempre en primera línea con una ayuda para la emergencia (…). Frente a los males reales que suceden en todas las partes del mundo –desastres naturales, enfermedades, carestías, guerras–, estamos ciertamente obligados a encontrar soluciones para aliviar de forma concreta el sufrimiento”.

La viuda del Evangelio

De esta actividad concreta saben mucho Myriam García Abrisqueta y Manos Unidas. “Me gustaría insistir –dijo la presidenta– en que lo que hace posible nuestro trabajo en tantos proyectos y países es la vida bautismal que se desarrolla en las comunidades cristianas, pues nuestro trabajo tienen mayoritariamente su origen en la gratuidad que aportan miles de voluntarios distribuidos en delegaciones diocesanas y en las pequeñas colectas hechas por fieles en parroquias y colegios de toda España, en una infinidad de pequeños gestos de personas que, como la viuda del Evangelio, dando lo poco que tienen lo dan todo”.

“Cuando en el corazón del hombre –afirmó como conclusión– se fomenta el desprendimiento, el servicio, la generosidad, el deseo de entregarse al prójimo, se está fomentando el rechazo de esa vida que quedó enterrada con el Bautismo, que es la vida de pecado y de autosuficiencia que se mantiene en nuestro interior”.

El Papa presidió el consistorio ordinario público de cardenales que tuvo lugar el lunes 21 de febrero

Desde otra perspectiva, la posibilidad de que exista realmente la llamada “caridad del Papa” fue examinada por el Consejo de Cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede, que se reunió en el Vaticano bajo la presidencia del secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, los días 15 y 16 de febrero.

Los quince purpurados que lo forman –entre los que se encuentra el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Mª Rouco Varela– tienen como misión fijar su mirada, independiente de los organismos que la gestionan, sobre el estado general de la economía vaticana, es decir, dar el visto bueno a los presupuestos de la Santa Sede y de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, que, como se sabe, tienen contabilidades separadas. También les corresponde hacer sugerencias para mejorar la gestión de esos dineros, racionalizar algunos gastos o proponer ciertas reformas.

La “supervisión” técnica corresponde, sin embargo, a la Prefectura de Asuntos Económicos, presidida actualmente por el cardenal Velasio de Paolis. Él, con la ayuda del contable general, Stefano Fralleoni, debe controlar en todos sus pormenores los presupuestos que le presentan –en nombre del Estado vaticano– el cardenal Giovanni Lajolo y, por parte de la Santa Sede, el presidente de la APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), cardenal Attilio Nicora, que hace poco tiempo fue puesto al frente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), instituida el 30 de diciembre pasado por Benedicto XVI después de una serie de irregularidades que salieron a la luz pública.

Visto con los ojos de un profano, en esta delicada materia se ha venido a crear una cierta saturación de organismos con funciones más o menos parecidas, y no estaría de más revisar todo este capítulo. En todo caso, “los quince” constataron que “el cuadro de conjunto, a pesar de claras señales de reactivación, se resiente todavía de las incertidumbres del sistema económico global y también de los crecientes costes de gestión”, y reanudó su llamamiento a que continúe “la insustituible fuente de subvención constituida por las libres ofertas de los fieles”.

Como ya anticipamos en su día, en el consistorio ordinario público presidido por el Pontífice el lunes 21 de febrero se formalizó la decisión de canonizar a los beatos Guido Maria Conforti, arzobispo de Parma y fundador de los Misioneros Javerianos; el sacerdote Luigi Guanella, que creó una orden que se ocupa de las personas discapacitadas; y la española madre Bonifacia Rodríguez de Castro, fundadora de las Siervas de San José. La canonización tendrá lugar el domingo del Domund, 23 de octubre, y no el 30, como dijimos por error en nuestra crónica pasada.

En esta misma ceremonia, el Papa decidió el paso de varios cardenales diáconos (que ejercen su misión en la Curia, para entendernos) al orden de cardenales presbíteros. La única consecuencia visible de este movimiento de púrpuras es que a partir de ahora es cardenal protodiácono (responsable, por lo tanto, en su día de proclamar el “Habemus Papam”) el francés Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, de 67 años de edad y anterior secretario para las Relaciones con los Estados.

Autoridades italianas y vaticanas, el 18 de febrero, en la conmemoración del 82º aniversario de los Pactos de Letrán

Encuentro con Berlusconi

Había una cierta expectación por ver cómo iba a celebrarse este año el aniversario de los Pactos de Letrán que en 1929 dieron nacimiento al Estado de la Ciudad del Vaticano. Todos los años el acontecimiento reúne en la Embajada de Italia ante la Santa Sede (el magnífico Palacio Borromeo) a las cúpulas del Estado italiano y de la Iglesia. Después de todos los escándalos del “bunga-bunga” berlusconiano, se impuso una línea de mayor mesura y discreción.

No hubo encuentros por separado entre Silvio Berlusconi y el cardenal Bertone, y todo discurrió con sobriedad, lo cual no impidió que, habiendo salido ya de la reunión, el primer ministro afirmase ante los periodistas que “todo ha ido muy bien, como siempre”. Los sondeos de opinión, sin embargo, reflejan una caída significativa en la intención de los católicos de volver a votar a Il Cavaliere.

El jueves 17 de febrero, Benedicto XVI recibió en audiencia a Dmitri Anatolievic Medvedev, presidente de la Federación Rusa, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov.

La atmósfera fue “cordial”, según el comunicado oficial, y ello debido a que no hace aún mucho tiempo Rusia y la Santa Sede realzaron al nivel de Nunciatura y Embajada respectivamente sus relaciones diplomáticas.

De hecho, un día después se hacía público el nombramiento de un nuevo nuncio apostólico en Moscú, en la persona del esloveno monseñor Ivan Jurkovic, hasta ahora nuncio en Ucrania.

En el nº 2.743 de Vida Nueva.

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir