El Consejo de Exteriores de la UE condena, por fin, la violencia anticristiana

Las Iglesias europeas esperan ahora “acciones concretas”

Catherine Ashton, Alta Representante de la Unión Europea para Política Exterior

(M. Gómez) Finalmente, los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) sí se han decidido a condenar los ataques contra los cristianos. Cuatro semanas después de su último encuentro –cuando el ministro italiano, Franco Frattini, frenó el proyecto de declaración contra la violencia religiosa presentado por Catherine Ashton por considerarlo “demasiado general” (no había ninguna mención explícita a los cristianos, ver VN, nº 2.740)–, el Consejo de Exteriores se reunía en Bruselas el lunes 21 de febrero. Y allí sí aprobaron unas Conclusiones en las que expresan “su profunda preocupación relativa al número creciente de muestras de intolerancia y de discriminación basadas en la religión, manifestadas en la violencia y los actos de terrorismo perpetrados recientemente, en diferentes países, contra los cristianos y los lugares de culto, peregrinos musulmanes y otras comunidades religiosas, actos que [el Consejo] condena firmemente”.

Se recuerda que los Estados son los primeros responsables de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, “incluidos los que pertenecen a las minorías religiosas”, pero se subraya que “la comunidad internacional debe ser más firme en su manera de reaccionar para hacer frente a los que quieren utilizar la religión como un instrumento de división, alimentando así el extremismo y la violencia”.

El Consejo ha invitado a Ashton, Alta Representante de la UE para la Política Exterior, a presentar propuestas “concretas” para “reforzar la acción de la UE” en el campo de la defensa y promoción de la libertad religiosa.

Las Iglesias europeas han saludado esta nueva declaración con satisfacción. El mismo lunes, la COMECE (Comisión de Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea) emitía un comunicado en el que se alegraba de que “la persecución de cristianos recibe, al fin, una legítima atención” y calificaba el texto como “un paso en la buena dirección”. Eso sí, “la COMECE estima que el Consejo de Ministros deberá, a partir de ahora, traducir esta declaración en acciones concretas”.

Por su parte, el Comité conjunto de la CCEE y la KEK (que reúne a líderes cristianos del continente) acababa de solicitar “una señal clara de la UE a nivel de su política común en la que manifieste su voluntad de defender la libertad religiosa de los creyentes de todo el mundo”, más allá de “políticas abstractas y poco eficaces”. Esta demanda la realizaban en la nota final de la reunión que el Comité mantuvo en Belgrado del 17 al 20 de febrero.

El lema de este encuentro era Identidad nacional e integración europea: la contribución de los cristianos. Y en el texto final se destacaba el ecumenismo como una de las aportaciones principales de las Iglesias en Europa: “El ecumenismo es hoy un lugar de encuentro y de diálogo, tanto a nivel personal como a nivel de las comunidades que desean avanzar hacia una unidad más profunda”.

En el nº 2.743 de Vida Nueva.

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