CRÍTICAS EN PERÚ A LA RECIÉN PROMULGADA LEY DE LIBERTAD RELIGIOSA

En opinión de la Iglesia católica, esta norma equipara a las sectas con las demás confesiones


Con la finalidad de que el Estado reconozca oficialmente todas las confesiones religiosas en las mismas condiciones, con el goce de los mismos derechos, obligaciones y beneficios, el pasado 20 de diciembre el presidente Alan García Pérez promulgó la ley Nº 29.635 de libertad religiosa en el Perú.

Esta norma dispone que todos los ciudadanos son iguales ante ella; en tal sentido, se prohíbe toda acción u omisión que discrimine a una persona en razón de sus creencias. Por ello, el Estado peruano garantizará que se desarrolle libremente toda manifestación religiosa en público o en privado.

La nueva ley también indica que las instituciones educativas deben respetar el derecho de los alumnos que, por conciencia o razón de sus convicciones religiosas, quieran exonerarse de los cursos de Religión, sin que ello perjudique sus promedios académicos. Esta exoneración  procederá cuando exista una petición formal de los padres o de los adultos tutelares ante la institución educativa correspondiente.

Asimismo, la nueva ley (que ha sido recibida no sin críticas) indica que las entidades religiosas gozan de las donaciones y beneficios tributarios existentes, siempre que cumplan el ordenamiento jurídico peruano y, en una disposición final, establece que la personería y capacidad jurídica de la Iglesia católica se regulará a partir del acuerdo firmado por la República del Perú y la Santa Sede el 19 de julio de 1980, durante el gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez.

Cabe indicar que el Estado peruano tiene firmado un Concordato con la Santa Sede, el cual señala que los ministros de la Iglesia católica pasan a formar parte de la plantilla estatal a través del Ministerio de Justicia. Además, goza de la facultad de fundar colegios y universidades que son exoneradas de todo tributo e impuesto estatal.

El presidente peruano Alan García destacó la importancia de la promulgación de esta ley de libertad religiosa, que, en su opinión, supone un “avance para la democracia y para la tolerancia en nuestro país. Ésta es una ley de enorme importancia histórica para el Perú”, aseveró. Además, recordó que, en virtud de la misma, “nadie puede ser obligado a manifestar su convicción religiosa. Ninguna autoridad o funcionario público puede obligar a revelarlo. Nadie puede ser obligado a participar en actos de culto, a recibir asistencia religiosa o a prestar contribuciones económicas o en especie a entidades religiosas”.

Pero no todos –ni por las mismas causas– mostraron su acuerdo con la norma. Así, el ex presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Luis Bambarén, manifestó que, en los últimos años, las sectas o nuevos grupos religiosos se han multiplicado únicamente por el interés económico y señaló que sería un error considerarlas confesiones de igual nivel que la Iglesia católica o las Iglesias protestantes representadas en el Concilio Nacional Evangélico.

Por su parte, la comunidad evangélica, que supone el 12% de la población, mostró su disconformidad con la nueva ley al considerar que ésta mantiene cierto favoritismo hacia la Iglesia católica. Un ejemplo de ello, según el Concilio Nacional Evangélico, habría ocurrido el 7 de octubre de 2010, cuando el Congreso peruano aprobó declarar al “Señor de los Milagros, Patrono de la Espiritualidad Católica de Perú y símbolo de la religiosidad y el sentimiento popular”.

Cabe anotar que esta nueva ley se da en pleno ambiente electoral. Además, no han faltado algunos analistas que especulan con la hipótesis de que esta iniciativa responde a una promesa política del Gobierno para captar votos de las minorías no católicas, los cuales podrían ser decisivos en las próximas elecciones a la Presidencia y al Congreso, que se celebrarán en el mes de abril.  VNC

“NO SE DISCRIMINA A OTRAS CONFESIONES”

Reunidos en Asamblea Plenaria del 24 al 28 de enero, los obispos peruanos tuvieron oportunidad de reflexionar sobre la nueva ley de libertad religiosa. El que fuera su presidente, Luis Bambarén, ha sido uno de los más críticos con la nueva norma. Así, además de afirmar que en el país ya regía plenamente la libertad religiosa –prueba de lo cual es que muchas autoridades políticas profesan religiones distintas a la católica–, también rechazó las acusaciones de que a los evangélicos se les discrimine en algunos espacios públicos, pues sus pastores pueden atender libremente en cárceles y hospitales, según recogió la prensa peruana.

Rafael Quintanilla. Lima

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