Guido De Schrijver
Vivías equilibrándote en la cuerda floja entre Roma y Chiapas,
la Iglesia universal
y la idiosincrasia Maya,
el testimonio internacional
y la profecía en las aldeas,
entre la racionalidad
de la teología de liberación
y la religiosidad popular,
el pastoreo diocesano de los chiapanecos
y la acogida hospitalaria
de miles de refugiados guatemaltecos.
Mediador entre un gobierno oligárquico
y utopistas armados,
entre católicos liberadores y tradicionalistas,
sacramentalistas y costumbristas.
Patriarca y vagabundo,
te encontrábamos
en la cercanía geográfica
del mártir Oscar Arnufo Romero, semi-soñoliento
por el desfase de vuelos exhaustivos,
sin perder ni un apóstrofe
de las discusiones y decisiones.
Don Sam, mojón histórico,
“inmiscuidor” en nuestra historia solidaria, acompañante de nuestros compromisos, animador de nuestro caminar,
con tu ida te llevas
parte de nuestras propias vidas.
Tendremos que acostumbrarnos
a vivir sin esta
– nuestra – parte amputada,
fortalecidos por un recuerdo imborrable.
GDS – 25 de enero de 2011