La Biblia de la CEE, a examen: Jorge J. Fdez. Sangrador y Junkal Guevara

Seis especialistas hablan para VN sobre la versión oficial de la Sagrada Biblia

(J. Lorenzo / M.Á. Malavia) Para profundizar en las características de la traducción de la Biblia en la versión oficial de la Conferencia Episcopal, Vida Nueva ha consultado la opinión de seis prestigiosos biblistas españoles a través de un cuestionario común. “La Biblia de la CEE es una acreditada aplicación en España de lo que piden los documentos del Concilio Vaticano II en su totalidad”, opina Jorge Juan Fernández Sangrador. La biblista Junkal Guevara considera como inconveniente “que algunos desvirtúen el destino pastoral que le ha dado su origen”.

CUESTIONARIO

1- Esta versión oficial de la CEE, ¿qué aporta con respecto a otras traducciones en castellano ya existentes? ¿Cuál sería su aspecto más específico?

2- Para la proclamación litúrgica, utilización eclesial más importante de la Biblia, ¿qué diferencias aporta con respecto a la traducción actualmente en vigor?

3- ¿Cómo se ha tenido en cuenta en la traducción el aspecto pastoral y el ecuménico?

4- ¿Qué ventajas e inconvenientes presenta la existencia de una Biblia oficial de una Conferencia Episcopal?

Jorge Juan Fernández Sangrador, director de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)

1- Hay que partir siempre de que los textos originales de la Biblia han sido escritos en hebreo, arameo y griego. Las traducciones son, por tanto, instrumentales. Y son, por lo general, buenas. Cada una trata de mostrar alguno de los múltiples rostros de la Biblia: “Tiene setenta caras”, dicen los sabios judíos. De ésta, el aspecto más específico que cabe resaltar es que se trata de la obra resultante de una labor conjunta y minuciosa llevada a cabo durante años por exegetas, pastores de la Iglesia y Pueblo de Dios.

2- La Biblia de la CEE no ofrece una traducción alternativa a los textos litúrgicos aprobados en los años posteriores al Concilio Vaticano II, y que se proclaman actualmente en la oración pública de la Iglesia. Sólo si, siguiendo las observaciones hechas por lectores atentos a lo largo de estos años, se hubiera visto la necesidad de actualizar alguna expresión por haber caído en desuso, o incorporar hallazgos exegéticos recientes, o hubiera que incidir particularmente en la relevancia de un término teológico, sólo entonces se ha revisado la traducción. El texto de los salmos es básicamente el que se viene usando hasta el presente. Por lo demás, los traductores de esta Biblia han tratado de verter al español las partes de la Sagrada Escritura que no figuran en el ordo de lecturas litúrgicas, hasta completar la edición, y lo han hecho siguiendo las pautas establecidas por los primeros traductores: hacer llegar las riquezas de la Palabra de Dios a los lectores de lengua española valiéndose de la riqueza de recursos literarios de nuestro idioma.

3- Una traducción de la Biblia nacería malograda si no tuviese en cuenta a aquellos destinatarios para los que ha sido pensada. Una Biblia “aséptica”, no confesional, que no tenga en el horizonte una comunidad religiosa, tanto en el judaísmo como en el cristianismo, está destinada a ocupar un anaquel junto al Código de Hammurabi, el Poema de Gilgamesh o el Libro de los Muertos. Lo cual es importante, pero insuficiente. La Sagrada Escritura es Palabra viva. Da vida. La Biblia de la CEE es una acreditada aplicación en España de lo que piden los documentos del Concilio Vaticano II en su totalidad, con las exigencias que entrañan para la vida de la Iglesia y su relación con otras confesiones religiosas y con el mundo.

4- La Palabra de Dios contenida en las páginas de la Sagrada Escritura, sea cual fuere su edición o formato, nunca presenta inconvenientes sino ventajas. Sólo ventajas.

Junkal Guevara Llaguno, biblista y docente en la Facultad de Teología de Granada

1- En toda traducción es importante tener en cuenta cuál es el perfil de quien traduce y de aquél a quien está destinada la traducción. No es la primera vez que la Conferencia Episcopal encarga traducciones de la Biblia que asume como propias; ya lo hizo después del CVII. Pero esta traducción es la primera traducción de la Biblia completa realizada por la CEE pensando, principalmente, en integrar los textos utilizados en la liturgia y en los usos oficiales de la Iglesia española. ¿Cuál sería su aspecto más específico? Precisamente, ese uso litúrgico.

2- Esta pregunta necesita un examen en profundidad del conjunto de los textos que yo no he podido hacer todavía, pero los que han participado en el proceso, y la conocen bien, han hecho notar el esfuerzo por aquilatar bien el vocabulario teológico y enfatizar el texto literal y, por supuesto, todo ello revisando la sintaxis y procurando que sea un texto bien inteligible.

3- En el aspecto pastoral, se ha tenido en cuenta desde la presentación exterior (letra muy clara, formato 17×24, en geltex y tela…), pasando por las introducciones a los libros o las notas a pie de página, hasta los criterios de traducción de algunas expresiones o términos importantes que el tiempo había revelado en el uso litúrgico, por confusos o ambiguos. Se ha incluido, además, la Instrucción Pastoral de la XCI Asamblea Plenaria de la CEE, titulada La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, y un índice litúrgico y unos mapas que contribuyen a enriquecer no sólo la lectura personal, sino el estudio y la consideración en grupos bíblicos o de oración bíblica. El aspecto ecuménico, sin estar olvidado, no es primordial en esta traducción. Notemos que es una traducción encargada y dirigida a los fieles de la Iglesia católica. En noviembre de 2008 se presentó la Biblia Interconfesional, un proyecto de traducción claramente ecuménico que tuvo desde el principio hasta el final el respaldo de la CEE.

4- Toda nueva traducción que se haga con fidelidad a los textos originales y con pretensiones pastorales es una riqueza y, por tanto, ventaja, porque es un esfuerzo de acercamiento del texto a los hombres y mujeres de cada tiempo. Integra el trabajo de muchos que en la Iglesia tienen la misión de estudiar y proponer la Palabra y, en ese sentido, es un signo más de comunión y servicio al Pueblo de Dios. Armoniza la forma concreta en que se cita el texto sagrado en textos oficiales y en catecismos o textos de formación religiosa, y, por esa razón, se convierte en texto de referencia. Puede ser una manera de ayudar a los católicos a retener en la memoria los textos, a identificarlos, a saber decirlos a otros. El inconveniente que se me ocurre imaginar es que algunos obliguen a utilizarla en cualquier acción evangelizadora sin otro criterio que el de haber sido asumida por la CEE; que desvirtúen precisamente el destino pastoral que le ha dado origen; que ignoren la riqueza de traducciones que desde la LXX pertenecen al acervo de la Tradición de la Iglesia.

En el nº 2.741 de Vida Nueva.

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