Eusebio Hernández Sola: “La Vida Religiosa puede ofrecer una nueva dimensión”

El recién nombrado obispo de Tarazona apuesta por “la comunión”

(Texto y foto: Darío Menor) Cuarenta minutos antes de celebrar su reciente nombramiento como obispo de Tarazona con sus compañeros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, donde ha trabajado los últimos 35 años, Eusebio Hernández Sola atiende a Vida Nueva. La religiosa que nos conduce por los largos pasillos de ese dicasterio ya nos advierte de que este agustino recoleto de 66 años echará de menos las vistas de su despacho. No le falta razón: cuando nos abre la puerta contemplamos a través de su ventana una imponente vista de la plaza y de la basílica de San Pedro. “No me lo esperaba. Yo estaba muy a gusto aquí, mi casa durante todos estos años”, comenta sobre su nombramiento este doctor en Derecho Canónico y licenciado en Derecho.

Hernández Sola afronta su nueva responsabilidad al frente de la pequeña y añeja diócesis aragonesa con gran humildad e ilusión. “La Iglesia debe dar una imagen de cercanía y de amor, no tiene que imponer”.

– En España parece que hace mucha falta lo que usted promulga. ¿Considera que existe crispación?

– Veo siempre una gran disponibilidad entre los obispos y una actitud muy receptiva. Estos días estoy hablando con varios de ellos y todos tienen una actitud maravillosa. Debo decir que siempre he dado una gran importancia al aspecto pastoral en mi trabajo, hay que tener una dimensión humana. Este rostro humano a la Iglesia se lo damos entre todos. Para mí el lema grande es la comunión. La Iglesia es Pueblo de Dios, es comunión y tenemos que manifestarlo. Ya lo decía Juan Pablo II al final del año 2000: “El gran reto es que la Iglesia sea una escuela de comunión”. Éste ha sido un poco el motor de mi vida. Espero, en mi diócesis, tener comunión con los sacerdotes, con los agentes de pastoral y con todos.

– Es usted el cuarto obispo religioso que hay en la Conferencia Episcopal Española (CEE). ¿Piensa que hacen falta más consagrados al frente de las diócesis?

– Últimamente llevo notando un deseo en ese sentido. El mismo cardenal Antonio María Rouco afirma que esta presencia es importante y que la Iglesia de España necesita a las personas consagradas. La Vida Religiosa (VR) puede ofrecer una nueva dimensión. Espero que con mi experiencia y mi trabajo pueda aportar a la Conferencia Episcopal Española para que esté presente el carisma de la VR. De esta cuestión se hablaba desde hace tiempo. El mismo cardenal Rodé [anterior prefecto del dicasterio] señalaba que era necesario que la Iglesia española se enriqueciese con la presencia de la VR entre los obispos.

– En su primer discurso en Tarazona se acordó de los parados. Fue significativo, ya que son muchos los que piden al episcopado que denuncie con más insistencia las causas de la crisis.

– Supone una grave preocupación pensar que hay casi cinco millones de personas desempleadas. Es un drama terrible que no nos debe dejar insensibles. Para mí, y casi me emociono al hablar, el aspecto social va a ser muy importante. La religión y la vida cristiana se erigen sobre el aspecto humano, sobre la persona. La persona es algo muy digno. Yo quiero trabajar por los derechos humanos, para que la gente pueda vivir con dignidad. Admiro mucho la obra de Cáritas y de Manos Unidas, instituciones que están haciendo un gran bien. Querría en mi diócesis volcarme con los desfavorecidos y, en particular, con los parados. Será una de mis grandes preocupaciones.

En el nº 2.741 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea la entrevista completa.

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