Juan Ignacio Arrieta: “Habíamos pensado que el derecho estaba reñido con la caridad”

El secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos lidera la revisión del Código de Derecho Canónico

(Darío Menor) “El gran problema de la Iglesia es que ha pensado que el derecho era algo reñido con la pastoral y con la caridad cristiana. Precisamente es lo contrario: el derecho es justicia, es el instrumento para la protección del débil”. El obispo español Juan Ignacio Arrieta, de la Prelatura del Opus Dei, está impulsando, por su responsabilidad como secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos la revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico, donde se detallan las sanciones y penas canónicas de la Iglesia católica.

En su búsqueda en los archivos, Arrieta descubrió que ya en los años 80 el entonces cardenal Ratzinger, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, intentó una reforma en el tratamiento de los delitos más graves cometidos por los eclesiásticos para conseguir que se cumpliese la ley.

La revisión, que verá la luz en unos dos años, va en la misma línea: ofrece a los obispos un protocolo de actuación claro ante estos casos y les recuerda que también tienen la responsabilidad de gobernar penalmente sus diócesis.

Acusaciones al Papa

– ¿Cómo descubrió esa información sobre el intento de reformar el tratamiento dado a los delitos más graves en el Código?

– Desde hacía dos años y medio estábamos revisando el Libro VI del Código de Derecho Canónico. Coincidió que en aquel tiempo hubo una presión muy fuerte contra el Santo Padre, a quien se acusaba de no haber tomado medidas en el tema de la pederastia. Paradójicamente, Dios permitía que se acusase de no haber hecho nada justo a la persona que más se había empeñado.

Entre las cosas que encontré en mi búsqueda en los archivos estaban unas cartas escritas por el entonces cardenal Ratzinger prácticamente desde que llega a Roma como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En aquella época, todas las dispensas de la reducción al estado laical las concedía ese dicasterio; en estos momentos, se encarga la Congregación para el Clero. Doctrina de la Fe, tras la promulgación del Código de Derecho Canónico en 1983, percibe que en muchos lugares no se toman medidas penales. Según el Código, deben ser los obispos los que las tomen, pero éstos no se atreven a adoptar medidas fuertes, no se atreven a castigar.

En cambio, se intenta convencer de que abandone el sacerdocio a quien ha cometido un delito. Finalmente, según esa idea, se llega a la misma conclusión, es decir, al abandono del estado sacerdotal, pero se trata de una aberración jurídica. El cardenal Joseph Ratzinger dice que hay que reaccionar por el propio bien de los fieles, de las personas ofendidas y de la comunidad cristiana.

Castigo, acto de amor

– Usted ha hablado también de las “exhortaciones a la tolerancia” que había en el Código hoy todavía vigente. ¿De dónde nacen?

– En Luz del mundo, el Papa cuenta lo que le dijo el arzobispo de Dublín. Cito las palabras del Pontífice en el libro: “Decía que el Derecho Penal Eclesiástico hasta el final de los años cincuenta había funcionado. Es verdad que no de modo completo –se podía criticar mucho–, pero en cualquier caso se aplicaba. A partir de la mitad de los años sesenta, simplemente no se ha aplicado. Dominaba la convicción de que la Iglesia no debía ser una Iglesia de derecho, sino una Iglesia del amor, que no debía castigar. De esta forma se apagó la conciencia de que el castigo puede ser un acto de amor”.

Entonces surgió el error de pensar que el pastor no tiene que aplicar penas. Se olvida que el pastor tiene que ser padre y que, para llevar adelante la comunidad, tiene que exhortar y reprender. Las penas en la Iglesia tienen como objetivo restablecer la justicia, evitar el escándalo y recuperar al delincuente. Eso supone que el pastor aplique el derecho. El gran problema de la Iglesia es que ha pensado que el derecho era algo reñido con la pastoral y con la caridad cristiana. Precisamente es lo contrario: el derecho es justicia, es el instrumento para la protección del débil.

Mayor atención

– ¿Piensa que la revisión de este texto permitirá que no se repitan casos tan dolorosos como los abusos y las tinieblas que los han rodeado?

– Son cosas distintas. Lo que sí ha cambiado, y sin que haya una nueva ley penal, es la sensibilidad por parte de los pastores, de la jerarquía, ante este tipo de cosas que produce la sociedad moderna, en la que estamos todos. Hoy en día hay una mayor atención a la formación y la selección de candidatos al sacerdocio, se cuida más la afectividad en los seminarios y las congregaciones, hay mayor atención a todos estos problemas y a cómo afrontarlos. Esta revisión del Código de Derecho Canónico trata de disminuir la duda en que puede encontrarse cada obispo al intentar aplicar las normas. Si se le dice cómo tiene que comportarse ante una situación, se ayuda a que en las 3.500 diócesis que hay en el mundo haya criterios uniformes. Lo mismo ocurre con las congregaciones religiosas.

Más información, en el nº 2.739 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea la entrevista íntegra aquí.

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