Ciudadanos de la polis

(Junkal Guevara – Biblista, profesora adjunta al Departamento de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología de Granada)

“Sugiero que los cristianos comencemos el año con una mirada honda y comprometida que visibilice esas y otras mejoras pendientes. Y, de paso, estemos atentos a posibles cesiones de derechos laborales y conquistas sociales a los que la crisis puede lanzarnos sintiendo la amenaza del desempleo”

El 1 de enero de 2011 entró en vigor el permiso retribuido por cuidado de menores afectados por cáncer u otra enfermedad grave. La medida, aprobada en octubre de 2010 por unanimidad en la Comisión de Sanidad del Congreso, puede hacernos reflexionar a los cristianos sobre nuestra condición de ciudadanos de la polis.

No cabe duda de que se trata de una mejora social en el sentido más profundo de la palabra: mejorará la calidad de vida del menor, de su grupo familiar, de los padres/madres que hasta ahora experimentaban con crudeza la imposibilidad de conciliar vida laboral y familiar, de los profesionales de la sanidad que atienden al paciente y a la familia… En definitiva, de la sociedad toda en la que cada uno de los afectados podrá participar, construir y contribuir en unas circunstancias mucho más dignas.

En nuestra sociedad, empleadores y empleados seguimos enfrentándonos a situaciones similares: grandes lesionados en accidentes, adultos con largos tratamientos de cáncer, niños con enfermedades raras… Todas han quedado fuera de la norma. Alegrémonos de esta medida que tanto va a favorecer a las familias y, por ende, a la sociedad.

Ahora bien, sugiero que los cristianos comencemos el año con una mirada honda y comprometida que visibilice esas y otras mejoras pendientes. Y, de paso, estemos atentos a posibles cesiones de derechos laborales y conquistas sociales a los que la crisis puede lanzarnos sintiendo la amenaza del desempleo. Puede ser otra eficaz contribución a la creación de un consenso ético fundamental en la sociedad, uno de los aspectos principales de esa laicidad positiva a la que nos anima Benedicto XVI.

En el nº 2.739 de Vida Nueva.

Compartir