El Papa clausura la Semana de Oración ante representantes de las Iglesias cristianas
(Vida Nueva) “Sabemos bien que estamos aún lejos de esa unidad por la que Cristo rezó”, reconoció ayer Benedicto XVI durante la clausura de la Semana de Oración por la Unidad que tuvo lugar en la Basílica de San Pablo Extramuros. No obstante, el Papa animó: “Es necesario vencer la tentación de la resignación y del pesimismo, que es falta de confianza en el poder del Espíritu Santo”.
La clausura del Octavario de la Unidad tuvo lugar durante celebración de las vísperas de la solemnidad de la Conversión de San Pablo, el 25 de enero, y, como es habitual, contó con la presencia de representantes de diferentes Iglesias cristianas.
En su homilía, el Papa insistió en las claves que ha venido repitiendo en las últimas semanas a propósito del ecumenismo: “Lo que anhelamos es esa comunión de la fe, de los sacramentos, del ministerio”.
No sólo a nivel de las estructuras organizativas
En otro punto había subrayado que “la unidad a la que Cristo, mediante su Espíritu, llama a la Iglesia no se lleva a cabo sólo en el plano de las estructuras organizativas, sino que se configura, en un nivel mucho más profundo, como unidad expresada ‘en la confesión de una sola fe, en la celebración común del culto divino y en la concordia fraterna de la familia de Dios’”.
“El camino hacia esta unidad debe ser advertido como imperativo moral”, exhortó Benedicto XVI, continuando: “Nuestro deber es proseguir con pasión el camino hacia esta meta con un diálogo serio y riguroso para profundizar en el común patrimonio teológico, litúrgico y espiritual; con el conocimiento recíproco; con la formación de las nuevas generaciones y, sobre todo, con la conversión del corazón y con la oración”.
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