Nydia Quintero de Balcázar

35 años de Solidaridad por Colombia

Texto: VNC – Foto: VNC

En la tranquilidad de su apartamento doña Nidya Quintero de Balcázar,  recuerda aquellos primeros días de 1975 cuando comentó entre allegados y conocidos con alguna influencia y capacidad de ayuda, un proyecto cuyo único fin sería el de ayudar al más necesitado. Hoy explica que ese deseo por atender  a los menos favorecidos,  se lo inculcaron sus padres. “De niña yo veía a mi madre que iba a los hospitales a llevarles diversión,  regalos a los enfermos;  en la casa, los sábados  se hacían unos  mercaditos para repartir entre los más pobres y en Navidad igualmente se compraban regalos para ellos”.

Años más tarde y estando casada con Julio Cesar Turbay Ayala,  hacia 1975 hizo realidad aquel deseo de continuar ayudando a los más necesitados.   Consultó y convocó el apoyo de prominentes figuras políticas como Mariano Ospina Pérez y Belisario Betancur entre otros, de quienes recibió el apoyo inicial para echar a andar el proyecto que tenía en mente, una fundación. Pero el apoyo más importante y decisivo lo tendría de su hija Diana, con quien concreto aquel propósito. La Fundación convocaría y canalizaría ayuda al sector más vulnerable y que exige mayor atención, la niñez. Lo que no tenía previsto era que su marido emprendiera una carrera electoral por la presidencia de la república, razón por la cual tuvo que suspender el proyecto cuando apenas llevaba un año de nacido. “Se había creado en el 75, empezamos a funcionar en el 76 y en el 77 tuve que parar”. Sin embargo, el 31 de agosto de 1978, tan pronto se posesionó su esposo como presidente de Colombia y ella como primera dama, reactivó la fundación cuyo nombre  habría de coger peso, Solidaridad por Colombia”. El objetivo principal seguía siendo el de la educación a menores que no tenían posibilidades de estudiar, pero las necesidades de aquella población a la que quería ayudar planteaba otras y mayores demandas. “Empezaron a producirse desastres naturales. En el Llano, en la costa, en todas partes, entonces se creó la ayuda para damnificados por desastres”.  Se ufana de nunca haber aprovechado su condición para obtener ayuda económica del Estado que presidía su marido, pero sí aprovechó su capacidad logística para movilizar ayudas en diversos momentos.  No existía en aquel entonces una Dirección Nacional de Atención a Desastres, por lo que la Fundación Solidaridad por Colombia se convirtió en una  respuesta a múltiples necesidades que se presentaban en circunstancias de desastre natural. Así se consolidó un canal de ayuda de recursos privados en todas sus formas y con destino a damnificados de todo tipo. Al mismo tiempo avanzó aunque en menor escala con los programas de ayuda para la educación a menores con pocas posibilidades de estudiar.

Una vez entregada la presidencia por parte de Julio Cesar Turbay Ayala,  doña Nydia continuó su tarea, creando nuevas iniciativas para captar la atención y respuesta de quienes algo pudieran aportar para causas nobles. Reencauzó entonces el objetivo de la fundación a su cargo y orientó nuevamente sus mayores esfuerzos en la parte educativa, creando un sistema de becas para niños de escasos recursos, pero con un condicionamiento particular para los beneficiados. “La única condición que les hemos impuesto es la de seguir unos programas pedagógicos en valores  que auspicia la fundación”.

Hoy 35 años después, perdió la cuenta de cuántos niños ha podido ayudar en materia educativa, pero sí goza de la satisfacción y agradecimiento de generaciones enteras de todos aquellos que lograron estudiar y superarse gracias a ese valor que cultivó y aún cosecha, la solidaridad.

Tiene bien claro que si algún nieto o nieta piensa en campaña política para un cargo de elección popular, como en efecto ocurre, no tendría entrada como colaborador de la fundación, eso lo subraya como si fuera una directriz inamovible. No le preocupa quien le sucederá en la dirección de la obra que más feliz le hace. “Cualquiera de la Junta Directiva estaría en capacidad de hacerlo, incluso, el tema no es nada indiferente entre mis hijas”.

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