Un nuevo año

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva España)

Está claro que el nuevo milenio trae una nueva época y va emergiendo un modelo de hombre al que se está formando para amoldarse a las circunstancias de forma inexorable y pasiva.

Se marcha la década del nuevo milenio. Acaba 2010. Y se marcha con graves problemas que solucionar y con dificultades que aún no se han despejado en el horizonte. No será un año para ser recordado con agrado. La crisis económica, financiera y laboral, anclada en una fuerte crisis de valores más global, ha acarreado otras crisis paralelas que han afectado a la misma vida política. En el camino para la salida de la situación se van quedando muchos temas por resolver y ya hay quien opina que la actual crisis va a devenir en un nuevo modelo socioeconómico que marcará un nuevo ritmo histórico.

Un año que acaba y uno nuevo que empieza, y en el que desde todos los sectores se anda a la búsqueda del hilo que nos saque del laberinto. Urge, por tanto, que recuperemos la confianza, la autoestima y que la clase política, alejada de intereses personales y partidistas, haga un ejercicio de servicio al bien común por encima de lo normal, un servicio extraordinario. Queda el reto de ir creando un nuevo perfil de hombre para el futuro con una apuesta clara en la formación de los niños y los jóvenes. En la tarea educativa ha de ponerse todo el esfuerzo necesario. De lo contrario, todo serán cataplasmas para las enfermedades, pero no auténticos remedios de futuro. Está claro que el nuevo milenio trae una nueva época y va emergiendo un modelo de hombre al que se está formando para amoldarse a las circunstancias de forma inexorable y pasiva. Formamos ciudadanos para la sociedad que tenemos, y que se nos ha echado encima como una avalancha de tierra en el camino histórico. No hemos pensado, y en ello nos va mucho, que es el perfil de hombre el que ha de cambiar para que conforme un nuevo mundo, una nueva civilización.

No contentarse con lo que tenemos. Una buena dosis de rebeldía debe plantarse en el corazón de los planes educativos para que el nuevo modelo de hombre que vaya surgiendo esté más fundamentado en la ética de la solidaridad, la justicia y la dignidad de la persona por encima de los sistemas. Éste es el mejor de los deseos para el nuevo año que comienza.

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