La Institución Teresiana celebra su primer centenario de vida

(F. Otero) Hace una semana, la Institución Teresiana comenzó los actos conmemorativos de su primer centenario de vida con una celebración de acción de gracias en la Colegiata de San Isidro, acto que presidió el cardenal de Madrid, Rouco Varela, y al que asistieron otros tres obispos: el auxiliar de Madrid, Fidel Herráez; el anterior nuncio del Papa en Inglaterra, Faustino Sáinz; y el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo.

En la ceremonia tuvieron mucha importancia las palabras. Fue Loreto Ballester, directora general de la Institución, quien comenzó. “Con todos, en la comunión de la Iglesia, renovamos hoy el compromiso, para que este árbol bueno, árbol centenario de sólidas raíces y repartido por el mundo, siga dando los buenos frutos que nuestro tiempo necesita”, afirmó en la monoción inicial.

Por su parte, y en la homilía, Rouco Varela destacó la fortaleza de las raíces de la Institución Teresiana, al estar arraigadas a Cristo a través de expresiones y personas santas, entre las que detaca su fundador, san Pedro Poveda. Resaltó la “coincidencia providencial” de que el anuncio de la beatificación de Juan Pablo II se hay producido durante el centenario. “Es una bonita coincidencia ya que se trata del Papa que beatificó y canonizó a san Pedro Poveda en Madrid”, añadió.

Antes de que concluyese la celebración, se dio lectura a un mensaje de Benedicto XVI enviado por la Secretaría de Estado del Vaticano. Tras reconocer que la Institución Teresiana nació como “una idea buena para dar renovado aliento a una vida cristiana exigente y a una generosa misión de evangelizar y humanizar los diversos sectores sociales”,  les pide que “renueven con gozo su compromiso de cultivar con esmero en su corazón la presencia de Cristo”.

Finalmente, se hizo una ofrenda a la Virgen, que introdujo Marisol Izquierdo aludiendo al lugar de la Virgen en la institución.

En el nº 2.738 de Vida Nueva.

Compartir