EXIGEN RESPETO POR DERECHOS HUMANOS Y AMBIENTALES EN BUENAVENTURA

El clamor de una población afrocolombiana que no cesa ante los abusos de ayer y de hoy

Texto : Monseñor Gerardo Valencia Cano Fotos: VNC

Miembros de la Comisión Diocesana de Vida, Justicia, Solidaridad y Paz de Buenaventura y un colectivo de mujeres víctimas de los paramilitares se reunieron el pasado 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, para reflexionar sobre la actual situación del Pacífico colombiano. Las conclusiones del encuentro las plasmaron en un comunicado.  Vida Nueva -Colombia- reproduce el texto en este espacio.

Bajo la inspiración y admiración del pensamiento y praxis de Monseñor Gerardo Valencia Cano, primer obispo de Buenaventura y defensor activo del pueblo negro e indígena, reflexionamos sobre la actual situación del Pacífico trazándonos líneas de acción para afrontar esta realidad en el día a día. Revisando las problemáticas observadas por Monseñor, es posible evidenciar que con el paso del tiempo se han agudizado, teniendo en cuenta que Buenaventura se enmarca en un proyecto nacional pensado desde hace muchos años atrás, en donde los intereses, las dinámicas y los agentes político-económicos decisivos se han reinterpretado, sin que cambien los parámetros estructurales que imponen un concepto de “desarrollo” sin tener en cuenta la realidad del pueblo afrocolombiano, sus necesidades y sus componentes culturales. El siguiente fragmento es una imagen de las situaciones vistas por el obispo, quien desde una voz profética ya reflexionaba sobre problemáticas que hoy percibimos con mayor dramatismo: “Grandes remolques trasladan hasta Cali la corteza de mangle traída de los esteros del Micay, del Saija, de Guapi, de Timbiquí. Cartón Colombia tiene a su servicio 11 ingenieros forestales […]. Me gustaría saber si hay alguno oriundo del litoral. El mangle se agota rápidamente en los esteros, por la tala de árboles adultos para la corteza, y de los árboles jóvenes para la leña. ¿Qué hace el Instituto de Recursos Naturales Renovables por la suerte de los millares de costeños que viven de la explotación del mangle?” (Jaramillo, 1972: 236).

En el Pacífico de hoy persisten las situaciones observadas por Monseñor Valencia Cano, un sostenido extractivismo y un proyecto de modernización desarrollista, que agudizan las condiciones de marginalidad histórica, donde se instaura un conflicto social y armado en escalada desde los años noventa, dos décadas después de su muerte. Por ejemplo, vivimos el desplazamiento, el confinamiento, homicidios, feminicidios, desapariciones forzadas, implementación de macroproyectos junto con el desarraigo de los territorios étnicos y ancestrales que éstos implican, la inconsulta de la Ley 70 y los desastres ambientales, como el de Zaragoza producto de la minería a gran escala; hechos en su mayoría sucedidos con complicidad de las instituciones del Estado y los entes territoriales. En esta Iglesia de contrastes y esperanza, la “Buena–ventura” ávida de Buena – Nueva, todavía resalta la presencia de Monseñor Gerardo Valencia Cano, es palpable su compenetración con el pueblo Afro-pacífico que lo revive en sus obras e íconos de la ciudad: Murales en los templos, estatuas y parques.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, Gerardo Valencia Cano o el “Hermano Mayor” como lo apodaron las y los bonaverenses, junto a Benkos Bioho, Martin Luther King, Malcolm X, Wiwa, entre otros, son nuestra fuerza inspiradora para continuar trabajando por la reivindicación de los pueblos, el respeto de nuestros derechos, la vida digna y la búsqueda de una sociedad justa, proponiendo caminos nuevos que nos permitan resistir a las adversidades, adquiriendo mayor conciencia sobre nuestra realidad, siendo participativos y propositivos y uniéndonos alrededor de causas comunes. Todas estas acciones son las que podrán generar un cambio y darle un nuevo rumbo a la historia hasta hoy vivida.

“El río Atrato sigue quieto esperando que despierte su propio dueño… Pero éste abre los ojos y torna a cerrarlos, asustado por el fantasma de sus cadenas… El indio de América y el negro más auténtico tienen su alma y en su historia la clave verdadera de las reformas sociales; lo han tomado de su casto contacto con la naturaleza, lejos de lo artificial que ha provocado en el hombre su tentación de ser Dios”.

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