El velo de la Verónica

(Fernando Vidal– Profesor de Sociología en la Universidad Pontificia Comillas)

“Lerma no es la fórmula definitiva ni la mejor, sino sólo signo de que el Espíritu sigue invitándonos a ser valientes, creativos y enamorados de Cristo. Antes de ellas, muchas fundaciones; después de ellas, habrá otras buenas. Ellas a nadie le impiden y a todos nos animan. En el velo que sostiene Verónica veo rasgos de la faz de Jesús”

Acojamos lo que de desafío hay en el fenómeno de ‘Iesu Communio’. La carta de sor Verónica a las clarisas levanta el velo. Su transparencia despeja secretismo. Lo primero que me surge es agradecimiento por la revalorización de la vida contemplativa. Hay muchas comunidades contemplativas vivas en España y muchas jóvenes se comprometen en ellas. Pero ésta es signo llamativo de la actualidad y urgencia de lo contemplativo.

En segundo lugar, confianza. Hace tiempo que tienen sobrados apoyos financieros y eclesiales para su obra –y han dicho sí a unos y no a otros– y, por tanto, es injusta la sospecha de haber sido como el cuco con el patrimonio e imagen de las clarisas. Lo suyo no es poder ni ideología. Se han puesto en manos de Roma, que son las manos de la Iglesia. Devolvámosles confianza. Si algo tuvieran que mejorar, sólo ayudaremos en cuanto les demos confianza.

También me surgen ruegos. Las necesitamos abiertas, inclusivas, especialmente con los más heridos; hondamente cultas y atentas a la diversidad. Ruego también que su estética, música, signos y formas sean la belleza que mejor puede comunicar al mundo de hoy con Dios. Que siempre haya libertad, fraternidad y sentido de justicia dentro de la comunidad. En lo esencial, todo lo que leo y veo de ellas me suena a impulso de Dios.

Pero veámonos a nosotros en ellas. Parte de las suspicacias expresan el deseo de que florezca de nuevo la plural vida contemplativa. Ojalá nos preocupemos más de cómo podemos contribuir desde todas las comunidades a inspirar vocaciones e iniciativas creativas.

Lerma no es la fórmula definitiva ni la mejor, sino sólo signo de que el Espíritu sigue invitándonos a ser valientes, creativos y enamorados de Cristo. Antes de ellas, muchas fundaciones; después de ellas, habrá otras buenas. Ellas a nadie le impiden y a todos nos animan. En el velo que sostiene Verónica veo rasgos de la faz de Jesús.

En el nº 2.738 de Vida Nueva.

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