“También la lluvia”: la voz en el desierto

La película de Icíar Bollaín aspira a representar a España en los Oscar

(A. J. Rivera) Trece nominaciones a los Goya, incluyendo Mejor Película, Dirección y Actor (Luis Tosar), más la designación de la Academia para representar a España en los Oscar, avalan la calidad de este filme, y aquí no hay sospechas de amiguismo, seguidismo o falta de competencia. También la lluvia es espectacular en casi todos los sentidos: no sólo lo recurrente y evidente (fotografía, sonido, música), sino en el ritmo narrativo, el desarrollo de la historia y la construcción de los personajes.

Un equipo de rodaje llega a Cochabamba, Bolivia, en el año 2000 para filmar una película sobre ‘la otra cara’ de la colonización española.

El protagonista de ambas películas, la de Bollaín y la de Sebastián (García Bernal), es Daniel, un padre nada estúpido que tampoco está dispuesto a vender su dignidad ni a dejar que se la robe el gobierno.

El agua que las autoridades pretenden privatizar (la Guerra del Agua fue un hecho real) es una suerte de oro moderno. Y ésa es una de las claves conmovedoras de la película: 500 años después, el expolio es el mismo, los perros cazadores son los mismos, las lágrimas, los hijos, la lucha, las heridas… todo es igual… [Seguir leyendo]

Más información, en el nº 2.738 de Vida Nueva.

Compartir