Menos juegos de azar y más compromiso social, desafíos argentinos de 2011

El Episcopado y otros colectivos eclesiales trazan sus prioridades para este año

Interior del bingo San Miguel, en Buenos Aires

(Washington Uranga– Buenos Aires) En el contexto de los tradicionales mensajes con motivo de la festividades navideñas y el año nuevo, tres cuestiones destacaron en esta ocasión sobre el resto entre los pronunciamiento de la Iglesia católica argentina: una advertencia del Episcopado sobre “la adicción al juego de azar”, un tema que los obispos vienen trabajando desde hace mucho tiempo, y los particulares saludos del Equipo de Pastoral Aborigen (ENDEPA) y de los ‘Curas de la opción por los pobres’, en los que ambos colectivos destacan los aspectos críticos de la realidad que enfrentan en sus respectivos trabajos pastorales.

Al término de la última reunión de la Comisión Permanente del Episcopado, celebrada el 20 de diciembre de 2010, los prelados denunciaron que “han proliferado los casinos, los bingos, unidos al fabuloso negocio de las máquinas tragamonedas, aun en cercanías de los barrios pobres”. Y agregan que “también se han sobremultiplicado las cuantiosas ofertas de juegos de apuestas locales de lotería”, situación a la que viene a sumarse “el fenómeno de las nuevas tecnologías, como Internet”, que “hace emerger nuevas y cada vez más masivas formas de juego”.

Bajo el título El juego se torna peligroso, la jerarquía católica se muestra categórica al respecto, y sostiene que “es importante hablar sin eufemismos”. “El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres”, lamenta, al tiempo que denuncia “la vinculación de esta actividad con el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas, armas y personas”.

La preocupación por el aumento de los juegos de azar ya había sido puesta de relieve por los obispos argentinos, en concreto a través de la Comisión de Pastoral Social que preside el obispo Jorge Casaretto. Este equipo episcopal ha venido estudiando la situación y siguiendo la evolución del tema. Así, las conclusiones de todo un año de trabajo fueron presentadas al conjunto del Episcopado, que retomó el asunto en la declaración recientemente presentada.

En ella, los pastores sostienen que el Estado ha de tomar medidas para evitar la adicción al juego, toda vez que “debe garantizar la protección integral de la familia”. Por eso, cuestionan el argumento de que “un porcentaje de las actividades del juego es la fuente de recursos económicos para el sostenimiento de algunos planes sociales”, recordando que “el fin no justifica los medios” y señalando que “un gran porcentaje de lo recaudado en el juego favorece los bolsillos de unos pocos, y sólo una parte mínima se destina a ayuda social para los más pobres”.

Los obispos aseguran que deben buscarse gradualmente fuentes alternativas más adecuadas para los planes sociales, que el Estado tiene que dedicar recursos para atender los efectos de la adicción al juego y regular con transparencia la actividad del juego. A ello se debe añadir la tarea de educación y prevención, partiendo de la base de que “el adicto es un enfermo” al que hay que ayudar en su recuperación.

En su mensaje navideño, los ‘Curas de la opción por los pobres’, por su parte, recordaron al hilo del Bicentenario que “es necesario construir un proyecto de nación libre de toda opresión oculta o manifiesta, ya sea de imperios, países desarrollados o grupos concentrados, ya sea de argentinos que militan contra el país para hacer sus negocios con los poderosos”. De ahí que “quizás debamos aprender a no pretender reflejarnos en el llamado ‘primer mundo’, que excluye y mata –advierten–, sino atrevernos a vivir esperanzados en una ‘civilización de la pobreza’, que hermana e integra”.

Atropello y despojo

Representantes de los pueblos aborígenes con la presidenta

El Equipo de Pastoral Aborigen, mientras tanto, aprovechó las recientes festividades para –bajo el lema 13.000 a.C.-2010, un bicentenario con muchos siglos de historia– compartir con los pueblos originarios “su dolor en el atropello y despojo de sus propias tierras, donde son considerados intrusos, como sucedió en Pampa del Indio (Chaco), en Neuquén, Tucumán y, últimamente, los sucesos en ‘La Primavera’ (Formosa), que, en el reclamo de su tierra ancestral, ante la amenaza de desalojo y sin diálogo, fueron reprimidos violentamente, quemando sus casas, causando heridos y muertes innecesariamente”. Y recuerda que a todos estos hechos vino a sumarse “un llamativo e incompresible silencio del gobierno provincial y nacional”. Desde ENDEPA se sostiene también que constituye una “agresión a los territorios” la explotación de la “megaminería y el saqueo del agua en toda la extensión de la cordillera, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego”. El mismo organismo católico advirtió que “la continua devastación de los montes nativos, hogar de los pueblos originarios, en pos de la rentabilidad de empresas agroforestarles y turísticas, dejan sin el monte a la comunidades”, lo que equivale a “quitarle la posibilidad de la sobrevivencia, sin el espacio para desarrollar su identidad cultural”.

Advertencia en la que inciden los propios ‘Curas de la opción por los pobres’, al denunciar en su mensaje la “tendencia frecuente a culpabilizar a las víctimas en los conflictos donde el verdadero verdugo es el lucro infinito y las políticas que favorecen a los explotadores o las élites”, en referencia tanto a los recientes episodios de ocupación de tierras en Buenos Aires, como a lo sucedido con los pueblos originarios.

Este colectivo sacerdotal quiere hacer realidad su deseo de que “otro mundo es posible”, algo que para ENDEPA se antoja difícil mientras se siga produciendo “el incumplimiento de los deberes estatales” con los pueblos originarios, al tiempo que reclama “que los derechos humanos y la democracia, tan preciada y defendida, sean para todos, es decir, para los pobres, para los pueblos originarios, para los empresarios, para los funcionarios, para todos”.

OTRA CADENA PERPETUA PARA VIDELA

Jorge Videla

El ex dictador argentino Jorge Videla fue condenado por segunda vez a cadena perpetua, el 22 de diciembre, por crímenes de lesa humanidad cometidos durante su ejercicio del poder (1976-1983). El veredicto lo dio a conocer en Córdoba el Tribunal Oral Federal N° 1, que también juzgó a otras 28 personas. Videla ya se encontraba cumpliendo una sentencia a cadena perpetua impuesta por otro tribunal en 1985.

El ex general hizo uso de la palabra en el juicio para asegurar que en el momento del golpe de Estado existía en Argentina un “estado de guerra interno”. Justificó su proceder diciendo que “querían tomar el poder político para implementar un sistema marxista”. Y agregó: “¿Cuándo terminó esta guerra? Me pregunto si hoy podemos decir que terminó”. El dictador afirmó que la juventud del país “está manipulada por una propaganda artera”, porque “los terroristas de ayer gobiernan nuestro país. No necesitan de violencia porque están en el poder y pretenden erigirse en paladines de los derechos humanos”, argumentó.

“Los enemigos de ayer están en el poder y desde él intentan establecer un régimen marxista, a la manera de Gramsci, que puede estar satisfecho de sus alumnos. La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida”, sentenció Videla ante el tribunal que lo condenó.

wuranga@vidanueva.es

En el nº 2.736 de Vida Nueva.

Compartir