Un año malogrado para la educación

(Juan Antonio Ojeda – Secretario general de Escuelas Católicas) El año 2010 ha sido un año malogrado para la educación en general y para la escuela católica en particular. La escuela católica participó activamente en la consecución del Pacto educativo, tan necesario y anhelado por la sociedad, logrando unir a todo el sector y colaborar con las fuerzas políticas y sociales y, al final, no fue posible, primaron otros intereses y no la educación.

El Pacto hubiera logrado estabilidad educativa, ratificar la complementariedad de las dos redes, pública y privada concertada, y que todos pusiéramos el acento en la educación y en el alumno, nos centráramos en él y trabajáramos por la cohesión social y la equidad, por lograr una educación de calidad, atractiva y competitiva.

Seguimos abiertos al diálogo, al consenso y a la colaboración.

El 2010 ha sido también un año en el que se ha trabajado intensamente en el cultivo de la identidad de la escuela católica, en aunar voluntades en torno a un proyecto educativo inspirado en los valores evangélicos, que dirija y dinamice nuestro compromiso educativo en pro de los niños y jóvenes más necesitados sin exclusiones y acogiendo a todos.

Queda mucho por hacer para que la escuela católica no sea discriminada o relegada a una labor subsidiaria, para que reciba los recursos económicos y materiales que le permitan realizar una educación digna y en igualdad de condiciones con la red pública, para que de forma justa podamos contribuir a que la educación en España logre mejores resultados y así, la escuela, preste un mejor servicio.

Publicado en el nº 2.735 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el artículo completo aquí.

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