Cristianofobia y pederastia, dos dramas para la Iglesia

Atentado contra la catedral siro-católica de Bagdad, el 31 de octubre de 2010

(María Gómez) En la noche del 6 al 7 de enero 2010, fecha de la Navidad para los cristianos de rito oriental, tuvo lugar un durísimo enfrentamiento entre los radicales islámicos y los coptos cristianos de Egipto. En Nag Hammadi (a 65 kilómetros de Luxor, en el Alto Egipto), tres hombres dispararon a la muchedumbre que salía de la iglesia de la Virgen María: murieron seis cristianos. Así de triste comenzaba 2010, con un grave atentado por motivos religiosos, con el asesinato de cristianos por el hecho de serlo. Es uno de los pies de fotos más repetidos del año que se va. Y por cómo termina, no es un arranque de pesimismo afirmar que tal vez 2011 llegue con titulares semejantes.

Los cristianos son el grupo religioso más perseguido y discriminado del mundo; en números, 200 millones. El Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo 2010 de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), uno de los varios que así lo constata, señala como causa principal la “mayor radicación del mundo musulmán”. Así, de 21 países de especial preocupación señalados en este estudio, la mayoría pertenecen, “si no a regímenes dictatoriales, sí a regímenes donde rige la ley islámica o donde se incumple la práctica de la libertad religiosa”, explica Javier Menéndez Ros, director de AIN-España. En su opinión, la situación está peor (si es que se puede establecer un ránking de sufrimientos) en China y en Irak.

Si hay que elegir una imagen, una de las más impresionantes fue la de la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, completamente bombardeada y rodeada de escombros, soldados y lágrimas. El 31 de octubre, miembros del Estado Islámico de Irak (grupo ligado a Al Qaeda) irrumpieron en el templo, catedral de la comunidad siro-católica, y, tras amenazas y proclamas radicales, detonaron varios artefactos explosivos, causando unos 60 muertos, incluidas mujeres, niños y tres sacerdotes, y otros tantos heridos. Los ataques y asesinatos se repitieron en los días siguientes. En realidad, se habían estado sucediendo durante todo el año.

Los líderes religiosos denuncian “una especie de limpieza étnica”, que no sólo se debe a la tragedia de los asesinados, sino también al drama de los desplazados. De los casi seis millones y medio de cristianos que se registraban en el país en 1987, se pasó al medio millón en 2008, y la cifra ha seguido bajando. “Cada vez que conseguimos recuperar un poco de esperanza en el seno de nuestras comunidades, surgen hechos siempre peores que nos hacen recaer en la desesperación”, se lamentaba Shlemon Warduni, vicario episcopal caldeo de Bagdad, después del atentado contra la catedral, que “demuestra que ningún lugar está tranquilo o en paz”.

Se echa en falta una toma de postura sólida a favor de los cristianos por parte de la comunidad internacional. Los llamamientos se suceden, mientras los cristianos iraquíes tiemblan ante la salida definitiva de las tropas estadounidenses, prevista para finales de 2011. Cuando el 1 de septiembre el presidente Barack Obama anunciaba la retirada de la última brigada de combate y el final técnico de la guerra, el obispo Warduni advertía: “Las tropas extranjeras se van, pero tienen el deber de dejar tras de sí la paz y la seguridad”.

Blasfemos en Pakistán

Protestas en Pakistan pidiendo el indulto para Asia Bibi

Si se trata de escoger un nombre propio, el que dio la vuelta al mundo fue el de Asia Bibi, la primera mujer condenada a muerte en Pakistán por un delito de blasfemia. Por mucho que las autoridades paquistaníes se hayan manifestado a favor del indulto, lo más que se ha podido lograr, de momento, es que se repita el juicio. Asia Bibi, cristiana protestante de 37 años y madre de cuatro hijos, fue arrestada por injurias contra el islam, y sigue esperando (con miedo a ser asesinada en prisión) a que las campañas internacionales por su liberación surtan efecto y los fundamentalistas islámicos dejen de presionar al Gobierno.

Su caso es sólo la punta del iceberg: desde que la llamada ley de la blasfemia entró en vigor en 1986, casi mil personas de toda confesión religiosa han sido condenadas por ofender al islam, a Mahoma o al Corán, si bien en los últimos últimos años la ley se ha convertido en una excusa para vengarse o atacar a los cristianos.

La discriminación en Pakistán se evidenciaba a la hora de distribuir las ayudas entre los damnificados por las inundaciones de este verano, las peores de los últimos 80 años en el país y que han dejado miles de muertos y unos 20 millones de afectados.

La ola de violencia ha recorrido todo el planeta durante 2010: en Malasia, templos e instituciones religiosas eran incendiados a principios de enero por parte de fundamentalistas que no compartían la decisión del Alto Tribunal de autorizar a los no musulmanes para que empleen el término ‘Alá’. En Marruecos, la expulsión de los 16 responsables del orfanato Village of Hope, en la provincia de Ifrane, el 7 de marzo, hizo saltar las alarmas sobre una oleada de expulsiones sin precedentes, la mayoría, misioneros o cooperantes protestantes a los que no se les explicaba el porqué ni se les permitía llevar su caso ante un tribunal. En Indonesia, se han multiplicado los casos de iglesias y obras eclesiales que han sufrido amenazas, clausuras, revocaciones de permisos, atentados… En Argelia… En Vietnam… En la India… “El año que termina ha estado marcado lamentablemente por persecuciones, discriminaciones, por terribles actos de violencia, de intolerancia religiosa. (…) La libertad religiosa es un arma auténtica de la paz”, reflexiona Benedicto XVI en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero de 2011.

Mientras, la vieja Europa ha estado recuperándose y conmocionándose sucesivamente ante el goteo casi diario de casos de abusos a menores por parte de sacerdotes y religiosos. Dejando a un lado el escándalo de la Iglesia en Irlanda, que estallaba en 2009 y provocaba el shock del Papa y su posterior Carta a los católicos de Irlanda (19-3-2010), la lata se destapaba en Alemania: a finales de enero, el director del prestigioso Canisius Gymnasium de Berlín, el jesuita Klaus Mertens, admitía su vergüenza por los cientos de abusos cometidos por dos sacerdotes y profesores del colegio entre los años 70 y 80. Después se conocieron los casos en otros centros jesuitas: la escuela de St. Blasien en la Selva Negra, el St. Alois en Bonn, Hamburgo, Hannover… La Conferencia Episcopal Alemana expresó sus disculpas y se comprometió a tomar medidas, y mientras las buscaba, se descubrió que el obispo de Augsburgo, Walter Mixa, era culpable de malos tratos a menores y desvíos financieros; el 1 de julio el propio Benedicto XVI confirmaba su dimisión.

El presidente del Episcopado belga, André-Joseph Léonard

Dimitió también, en abril, en Bélgica, el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, tras confesar que durante años había estado abusando de un sobrino suyo. En junio, recabando pruebas de nuevos delitos y como si se tratara de una trama derivada del Código Da Vinci, la policía retuvo a los obispos belgas en la sede del arzobispado de Malinas-Bruselas, durante un registro que incluyó las tumbas de los cardenales Suenens y Van Roey. En septiembre, la Comisión Adrianssens revelaba 475 casos de abusos por parte de sacerdotes entre 1950 y 1980. Sin olvidar el retorcido episodio en el que el primado emérito de Bélgica, cardenal Danneels, era acusado de poseer documentación del atroz ‘caso Dutroux’.

Seguir con el relato pormenorizado de lo que en este tema sucedió en otras Iglesias (Austria, Luxemburgo, Holanda…) puede llegar a saturar, y por eso baste despejar el denominador común y la pauta que se ha marcado para los años próximos: no es que no puedan surgir nuevos escándalos, pero las congregaciones religiosas y episcopados europeos se han tomado bastante en serio la cruzada de Benedicto XVI contra de la pederastia clerical, y no sería justo omitir que, en contra del imaginario colectivo, sí se ha pedido perdón. Y no sólo perdón, sino que se están dando ciertos pasos para encontrar medidas eficaces en la lucha contra este pecado-delito.

Brisas muy distintas son las que proceden desde la Iglesia en África y la Iglesia en Asia. En el continente africano, que registra el mayor incremento de católicos (ya son 183 millones, casi el 18% del total), 17 países han celebrado los 50 años de su independencia, un largo camino de sueños que la Iglesia ha acompañado con gran protagonismo. Los obispos de R.D. del Congo hablaron de “sueños destrozados” y “oportunidades perdidas”, pero también manifestaron esperanza: “Hay que forjar una nueva mentalidad, un nuevo espíritu y una nueva cultura: el respeto al bien común y a la palabra dada, el sentido del esfuerzo, el amor al trabajo y el patriotismo”.

La Iglesia africana espera la exhortación postsinodal que sintetice las conclusiones del II Sínodo de los Obispos para África (octubre de 2009). Mientras, jerarquía y grupos de base siguen intentando llevar a la práctica las reflexiones emanadas allí. Como la reunión que tuvo lugar en Maputo (Mozambique) en mayo, donde obispos y representantes de Cáritas y de ‘Justicia y Paz’ de toda África concretaron los tres ámbitos prioritarios: el buen gobierno, el papel de la mujer y la construcción de la paz.

Por último, África estuvo en el punto de mira justo antes del verano, a cuenta de un Mundial de Fútbol que –además de permanecer en el corazón de los españoles para el resto de la vida– puso de relieve las carencias y las oportunidades de la Iglesia sudafricana. Ésta supo aprovechar bien el escaparate futbolístico y lanzó una campaña para subrayar el reflejo de los valores deportivos en las culturas africanas y recordar que “la única victoria que merece la pena es la de la dignidad humana”. Y aunque los medios de comunicación no quisieron detenerse en las miserias del país, la Iglesia también denunció la tragedia del tráfico de seres humanos y la explotación sexual de menores.

Celebración por los 50 años de independencia de R.D. Congo

Al menos durante un par de días, África abrirá algún que otro telediario a principios de 2011: el 9 de enero está previsto el crítico referéndum de autodeterminación en el que se decidirá si el Sur de Sudán se convierte en un país independiente (opción mayoritaria, según los analistas) o si elige la unidad con el Norte, resultado que podría conducir a una nueva guerra. Además, en noviembre el Papa viajará a Benín, en el 150º aniversario de la evangelización del país.

El futuro de Asia

El contrapunto a la persecución religiosa en los países asiáticos lo han puesto, quizá, los seglares, al reiterar su compromiso de contribuir al futuro del continente, tanto desde el punto de vista político-social como religioso. Así se manifestaron los 400 participantes en el Congreso de Laicos Católicos celebrado en Seúl (Corea del Sur) a principios de septiembre bajo el lema Proclamar a Jesucristo en el Asia actual: “Asia está en un proceso de crecimiento y transformación social sin precedentes. (…) No obstante, debe afrontar serios problemas en la promoción de la libertad, de la justicia, solidaridad y desarrollo de condiciones de vida más humanas. (…) La específica contribución cristiana puede ser esencial para la solución de estos problemas”.

Precisamente Corea es uno de los lugares donde ahora mismo es más necesario un testimonio de solidaridad y reconciliación. El bloqueo a la ayuda internacional establecido por Corea del Norte en el primer semestre estuvo a punto de desembocar en una catástrofe humanitaria, obligando a un mayor esfuerzo por parte de la Cáritas surcoreana. En la tradicional Jornada de Oración por la Reconciliación del Pueblo Coreano, los obispos católicos alertaron: “La guerra sería una tragedia que todos queremos evitar”.

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino III

Mejores noticias llegaban desde Filipinas cuando, en junio, Benigno Aquino III fue proclamado presidente del país, muy aclamado por sus promesas de luchar contra la pobreza y acabar con la corrupción en las instituciones públicas. Los obispos católicos se sumaron a la satisfacción general, aunque pronto surgieron las primeras controversias Iglesia-Gobierno, a causa de un proyecto para la educación sexual en las escuelas y por la ley para el control de la natalidad, hasta el punto de que en septiembre se llegó a publicar (los obispos lo negaron después) la posible excomunión del presidente Aquino por su postura favorable a los anticonceptivos.

Es más o menos el asunto que ha provocado las desavenencias entre el Gobierno estadounidense y el Episcopado (que desde el 16 de noviembre preside el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan). Por mucho que la histórica reforma del sistema sanitario, lograda en marzo, haya sido el gran éxito de la Administración Obama, la jerarquía católica y numerosos colectivos de base criticaron su aperturismo ante el aborto. A día de hoy, la batalla política más importante de los obispos es la aprobación del Dream Act (ley que, entre otras medidas asistenciales, permitiría conceder la ciudadanía a jóvenes inmigrantes indocumentados).

La próxima votación de esta medida en el Senado norteamericano es una de las citas claras del año que comienza. Hay otras muchas convocatorias (ver abajo), y es esperanzador observar que todas van, en cierto modo, encaminadas hacia la paz.

Algunas citas para 2011

– Año de la Educación Católica en el Reino Unido.

– 4-6 de enero: clausura del Año Jubilar de Vietnam.

– 26-30 de enero: 9º Foro Económico Mundial de Davos.

– 29-30 de enero: III Jornada Internacional de intercesión por la paz en Tierra Santa.

– Marzo: Congreso ‘Culturas, identidades de los pueblos y desarrollo en África y en la diáspora negra’, en Roma, convocado por el Consejo Pontificio para la Cultura y la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

– Mayo: Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz, en Jamaica, convocada por el CMI.

– 30 de junio: termina la visita apostólica al Regnum Christi.

Viajes de Benedicto XVI:

– 7-8 de mayo: Aquileia y Venecia (Italia).

– 4-5 de junio: Croacia.

– 19 de junio: República de San Marino.

– 18-22 de agosto: Madrid.

– 11 de septiembre: Ancona (Italia).

– 22-25 de septiembre: Alemania.

– 9 de octubre: Lanezia Terme y Serra (Italia).

– 18-20 de noviembre: Benín.

En el nº 2.735 de Vida Nueva.

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