Conmoción por los casos de abusos en Alemania

La Iglesia pide perdón tras conocerse el escándalo en varios centros jesuitas

Robert Zollitsch, presidente del Episcopado

Robert Zollitsch, presidente del Episcopado

(María Gómez) Mientras todavía palpita la herida abierta en la Iglesia en Irlanda por el escándalo de abusos sexuales a niños por parte de sacerdotes católicos, hechos similares están azotando ahora a la Iglesia en Alemania. A raíz de las revelaciones efectuadas por el director del prestigioso colegio Canisius de Berlín, en las últimas semanas están apareciendo, casi cada día, nuevos casos que afectan principalmente a la Compañía de Jesús y a varias diócesis.

A finales del pasado enero, el jesuita Klaus Mertens, rector del Canisius, que pertenece a los jesuitas, envió una carta a medio millar de alumnos informando de casos de abusos sexuales cometidos por al menos dos sacerdotes que habían sido profesores del centro entre los años 70 y 80. “Estoy profundamente conmocionado y avergonzado –escribía Mertens– por estos acontecimientos espantosos que ocurrieron sistemáticamente hace varios años”. El jesuita, que lleva en el cargo desde 1994, tuvo conocimiento de los hechos hacia 2004, cuando dos víctimas le contaron sus casos, pero le pidieron que no dijera nada; en los últimos meses, cuando otras víctimas acudieron a él, Mertens decidió actuar. En respuesta a su carta, varios estudiantes más han confesado.

Todavía no se sabe cuántas víctimas hubo, pero el director apunta a “un número de tres cifras” y añade que el Canisius es “la punta del iceberg”.

“Vergüenza”

El 1 de febrero, el provincial de la Compañía de Jesús en Alemania, Stefan Dartmann, expresaba su “pena y vergüenza” y pedía perdón en una rueda de prensa en Múnich. Después del Canisius se han conocido otros casos de centros jesuitas, como el de la escuela de St. Blasien, en la Selva Negra; el St. Alois, en Bonn –cuyo director, P. Theo Schneider, ya ha dimitido–; y otras instituciones en Hamburgo y Hannover.

Conmocionada por estos descubrimientos, la Conferencia Episcopal Alemana expresó, junto con sus disculpas, su firme propósito de tomar medidas. En la apertura de la Asamblea General de primavera, el lunes 22 en Friburgo, el presidente del Episcopado, Robert Zollitsch, dijo ante los medios de comunicación estar “profundamente sacudido” por la informaciones reveladas en las últimas semanas: “Pido perdón en nombre de la Iglesia católica en Alemania y a todos aquéllos que han sido víctimas de semejante crimen”, que calificó de “abominable” y de “particularmente grave” en el ámbito de la Iglesia.

Durante esta semana de Plenaria, los obispos compartían sus aportaciones para mejorar las líneas directrices sobre casos de abusos sexuales establecidas por la propia Iglesia alemana en 2002. “Donde haya una sospecha debe haber una explicación absolutamente transparente”, ha asegurado Zollitsch. El prelado también ha anunciado que viajará al Vaticano en marzo para tratar el asunto directamente con el Papa.

En el nº 2.697 de Vida Nueva.

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