La literatura juvenil se hace realista

Más allá de magos y vampiros, que siguen llenando la mesa de novedades, el giro editorial apuesta por el realismo

(Juan Carlos Rodríguez) El último Informe PISA recién presentado desvela que ha aumentado el nivel de comprensión lectora de los alumnos españoles respecto al que se constataba en anteriores ediciones, aunque se sigue situando por debajo de la media de la OCDE. Aprovechando este dato y la cercanía de las fechas navideñas, echamos un vistazo al panorama actual de la literatura juvenil para saber qué leen –o podrían leer– nuestros adolescentes.

Nuevas propuestas literarias

La transformación de la literatura juvenil y el giro del fantasy –término anglosajón que se ha impuesto para denominar comúnmente la literatura fantástica– al realismo lo simbolizan oportunamente nombres como Fernando Marías (Bilbao, 1958) y Maite Carranza (Barcelona, 1958), dos de los grandes autores contemporáneos.

Marías, con una amplísima trayectoria, ha escrito la primera novela transmedia que se ha publicado en España, en la que el lector combina la lectura con cómic, guión de cine, llamadas telefónicas y hasta consultas en páginas web. En el fondo, con El silencio se mueve (SM), Marías propone al lector un juego entre la realidad y la ficción que le anima a involucrarse y a descubrir hasta qué punto es real lo que está leyendo.

A su vez, Carranza, la autora de una trilogía tan evocada, leída y traducida como La guerra de las brujas (Edebé), publica Palabras envenenadas (Premio Edebé de Literatura Juvenil 2010), una trama de tintes policíacos que denuncia los abusos sexuales infantiles, la hipocresía social y la invisibilidad de sus consecuencias.

Éxito del neorrealismo

En el fondo, lo que este neorrealismo persigue es reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestras vidas y el modo en que las vivimos. Lo hace, extraordinariamente, Juan Gallego Tribaldos en La puerta del infierno (Zumaya), que de una manera didáctica, divertida y poética defiende la honradez, la verdad, el compañerismo.

Si no despierto (SM), de Lauren Oliver, es una pequeña joya. Para Samantha Kingston, el viernes 12 de febrero debería haber sido un día más en su vida. Pero es el último. O, más bien, los últimos, porque Samantha se despierta una y otra vez en la mañana del viernes 12 de febrero y vuelve a vivir la misma jornada siete veces…

El género fantástico continúa

La literatura juvenil de corte fantástico siempre ha dado buenos resultados editoriales y entre la abundancia de títulos, sobresalen algunos de gran interés. Lo es, por ejemplo, Rastro (SM), segundo volumen de la trilogía iniciada por Maggie Stiefvater con Temblor. La tercera y última parte se espera para octubre de 2011. Mitad ángeles mitad hombres, los nefilim han revolucionado la literatura juvenil.

Aunque en muchas de estas sagas abundan componentes históricos, sobre todo medievales, apenas han tenido repercusión este año novelas de este corte más allá de una estupenda de Pere Tobaruela, La cripta del apóstol (Ediciones B), que combina brillantemente la leyenda de Santiago el Mayor, el trazado del Camino Jacobeo y una aventura llena de suspense protagonizada por cuatro niños y un secreto acerca de la cripta del Apóstol.

Más información en el nº 2.734 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el ‘Pliego’ íntegro aquí.

Compartir