Pastoral Obrera denuncia que, con los recortes, “la crisis la pagan los más pobres”

Desde el departamento de la CEE analizan el actual contexto de creciente precariedad

(Miguel Ángel Malavia) El reciente anuncio del Gobierno de un nuevo recorte en las políticas sociales –destacando la retirada de la ayuda de 426 euros a los parados de larga duración y la pretensión de ampliar la edad de jubilación a los 67 años– no hace sino “agudizar” una situación que hace “evidente” que la crisis “la están pagando los más pobres”. Así se expresa Fernando Díaz Abajo, el secretario del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, en declaraciones a Vida Nueva.

Si bien es verdad que la Iglesia no propone “soluciones concretas o técnicas”, ésta sí tiene “unos criterios claros” para salir de la crisis, fijando una serie de “prioridades: del trabajo sobre el capital, de la persona sobre la técnica y, ante todo, de la propia dignidad humana, que no puede ser convertida en mercancía”.

De este modo, para el secretario de la Pastoral Obrera, “la Iglesia lucha contra la crisis”, además de asistencialmente, desde una doble perspectiva: “Por un lado, ayudamos a concienciar sobre las causas éticas que han dado lugar a esta realidad. Y, por otro, a través de una presencia militante, en los movimientos apostólicos o en los miembros de la Pastoral Obrera en las parroquias, testimoniando que otro modo de vida es posible”.

Soluciones políticas contradictorias

En el caso de España, denuncian la contradicción de las soluciones políticas adoptadas: “Los recortes están asociando la ‘salvación’ de la crisis a quienes no la han provocado. Sin embargo, en el otro platillo de la balanza están todas las cantidades económicas que se han entregado a los bancos para sanear el sistema financiero; cuando es éste el que ha provocado esta situación”.

Finalmente, Díaz Abajo se congratula de que “la sociedad sí valora la implicación social de la Iglesia” en la lucha contra la crisis. Aunque no siempre es fácil: “El problema es que muchas veces se reconoce a personas o instituciones comprometidas, pero no las asimilan como una presencia de la propia Iglesia”.

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