“Luz del mundo”

(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)

“Es importante que quien puede hablar ex cátedra y ejercer su magisterio en profundos, sólidos y bellos documentos, comparezca también ante la opinión pública expresándose, con sencillez y sinceridad, en un diálogo cercano, cordial e íntimo”

Un amigo me comentaba hace unos días lo bien que se había sentido leyendo el libro-entrevista a Benedicto XVI, de Peter Seewald, Luz del mundo. Y comentamos cómo todo coopera a esa sensación: las oportunas y documentadas preguntas y las sabias y ponderadas respuestas. Y hace también gratificante su lectura el hecho de que el Papa haya decidido comparecer ante la opinión pública hablando con naturalidad de lo divino y de lo humano, y abordando asuntos cotidianos tanto de la Iglesia como de la sociedad que a todos preocupan, en unos casos más a los católicos y en otros a los hombres y mujeres de este tiempo. No estábamos acostumbrados a que el Santo Padre mostrara su pensamiento y sentimientos en una simple conversación; ni a que entrara en coloquio con quienes le leerán en sus casas, en el metro o en el autobús. Es seguro que, a partir de su lectura, el libro dará mucha materia para pensar, para compartir y siempre para aclarar ciertas cuestiones. Nos parecía también que el Papa había tomado una buena decisión. Es importante que quien puede hablar ex cátedra y ejercer su magisterio en profundos, sólidos y bellos documentos, comparezca también ante la opinión pública expresándose, con sencillez y sinceridad, en un diálogo cercano, cordial e íntimo. Y coincidíamos en que, por el contenido y por este nuevo modo de ser maestro, el Sucesor de Pedro se aproxima, en su espontaneidad y llaneza, al estilo del pescador de Cafarnaúm. Al leer sus respuestas, en las que siempre hace el esfuerzo por encontrar un lenguaje a tono con el género en que se está expresando, me decía este amigo que se sentía más cerca de Jesús de Nazaret, que no sólo habló en parábolas, sino que las explicaba cuando éstas tenían alguna dificultad de comprensión. Como Jesús, Benedicto XVI asume el magisterio de los hechos, de los sentimientos y del testimonio. Y además me comentaba que el Papa, actuando así, no rebaja ni un ápice su inteligencia, ni su dignidad, ni su misión; al contrario, provoca una mayor escucha.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.734 de Vida Nueva.

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