Vulnerables en su dignidad y desarrollo

El CELAM convoca en Nicaragua un encuentro de especialistas sobre niños y adolescentes en situación de riesgo

(José Luis Celada) Sensibilizar a las sociedades acerca del estado de vulnerabilidad que padecen miles y miles de niños, niñas y adolescentes latinoamericanos, al tiempo que se analizaban las situaciones de graves riesgos morales y humanos que configuran esta triste realidad que tantos pequeños se ven abocados a vivir. Éstos fueron los dos grandes objetivos del Encuentro de Expertos sobre problemática de la Infancia, Niñez y Adolescentes en Riesgo, organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en la ciudad nicaragüense de San Marcos entre el 7 y el 11 de diciembre.
Convocados por el departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, en colaboración con los departamentos de Familia y Vida y Cultura y Educación, 16 participantes llegados de distintos lugares del continente abordaron la dolorosa situación que se describe ya en el Documento de Aparecida “de pobreza, de violencia intrafamiliar (sobre todo, en familias irregulares o desintegradas), de abuso sexual, por la que atraviesa nuestra niñez: los sectores de niñez trabajadora, niños de la calle, niños portadores de VIH, huérfanos, niños soldados, y niños y niñas engañados y expuestos a la pornografía y prostitución forzada, tanto virtual como real” (DA, 439).

También los adolescentes fueron objeto de estudio durante estas jornadas. “Muchos de ellos –recordaba en sus palabras de bienvenida el obispo de Valle de Chalco (México) y responsable de la sección de Pastoral Social del CELAM, Luis Artemio Flores Calzada– han sido víctimas de falsos líderes, proponiéndoles ilusiones de felicidad y paraísos engañosos de la droga, el placer, el alcohol y todas las formas de violencia (cf. DA, 443). Otros adolescentes no han encontrado el sentido de la vida y están expuestos al suicidio; además, sufren profundas carencias afectivas y conflictos emocionales a causa de problemas familiares”.

Tanto esos niños, “don y signo de la presencia de Dios en nuestro mundo” (DA, 438), como estos adolescentes interpelaron a los asistentes desde diversos puntos de vista (político, económico, social, cultural…) que deberán reflejarse en el posterior trabajo con ambos colectivos. Así, al término de las sesiones, los expertos acordaron tres acciones prioritarias:

  • Establecer “un diagnóstico” a nivel continental de esta infancia en riesgo, “identificando posibles causas, expresiones y consecuencias”.
  • Elaborar “un cuestionario mínimo”, que el CELAM envíe a los departamentos o secciones responsables del tema en las conferencias episcopales de América Latina y del Caribe, que “permita visualizar situaciones de vulnerabilidad en los distintos países”.
  • Prestar especial atención a las dimensiones que debería contemplar “un plan de trabajo de Pastoral Social de la Infancia, Niñez y Adolescencia en Riesgo”.

Aun con todo, para casos como los de los adolescentes en tal situación de riesgo, se reconoce la urgencia de “una atención prioritaria de parte de la familia, de la Iglesia y del Estado, ayudándoles a descubrir su gran dignidad de personas y de hijos de Dios”, reclama el prelado mexicano. Y que, además, “tengan la oportunidad –añade– de cultivar el enorme potencial de cualidades que tienen para su desarrollo integral, tanto en la ciencia como en la técnica, en las artes, pero, sobre todo, en los valores humanos y cristianos; que lleguen a descubrir el sentido de la vida y la generosidad de ser servidores de sus hermanos y constructores de un mundo mejor”.

Compromiso político

Finalmente, Flores Calzada desea que encuentros como el celebrado en tierras centroamericanas contribuyan a redoblar el compromiso de los gobiernos locales y nacionales, “para que examinen las causas que producen este flagelo y diseñen políticas que favorezcan la atención de muchos niños, adolescentes y jóvenes que viven en la calle en las grandes urbes, para que tengan la oportunidad de una reinserción social y de una vida digna (cf. DA, 408)”. Una implicación, tanto la de las instituciones civiles como la de la propia Iglesia, que será la mejor forma de seguir colaborando “para que ellos mismos sean sujetos y promotores de su desarrollo integral”.

La reunión de San Marcos constituye tan sólo “el primer paso –admiten los organizadores– de un proceso de elaboración de líneas y criterios comunes que orienten el abordaje de esta pastoral específica”. Los niños y adolescentes esperan ya en el camino.

En el nº 2.734 de Vida Nueva.

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