Robert Sarah: “Los europeos comen y visten bien, pero eso sólo no da la felicidad”

Entrevista al presidente del Pontificio Consejo ‘Cor Unum’, que acaba de ser creado cardenal

(Texto y fotos: Darío Menor) El guineano Robert Sarah, creado cardenal en el último consistorio, es un paradigma de toda la excelencia, pujanza y humildad que África ofrece a la Iglesia. Nuevo presidente del Pontificio Consejo ‘Cor Unum’, el dicasterio de la caridad vaticana, ocupó antes la secretaría de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y estuvo al frente, durante veintidós años, de la archidiócesis de Conakry. Afirma que la Iglesia “debe recordar al hombre que la necesita, aunque algunos políticos afirmen lo contrario”, pero siempre alejándose del poder y acercándose a los que sufren.

– ¿Qué le parecen las últimas declaraciones del Papa sobre el uso del preservativo?

Tuve el honor de estar en el grupo que acompañó al Papa en el viaje a África, en el que los medios también utilizaron una declaración sobre el preservativo como algo único, olvidando todo lo que dijo sobre el desarrollo, la paz, la democracia o la solidaridad. En África vemos que usar sólo el preservativo no hace que disminuyan los casos de sida, sino que los aumenta. Creo que la Iglesia es una madre que puede entender algunas situaciones concretas sin condenar ni juzgar. Por eso pienso que no ha habido ningún cambio en la posición de la Iglesia.

Preservativo

– ¿Ha sufrido durante su experiencia pastoral en Guinea presiones para que la Iglesia distribuyese preservativos?

Sé que algunos ofrecen muchos recursos, también económicos, para promoverlos. Lo hacen sin respetar la mentalidad y la cultura de la gente, imponiendo una visión de la sexualidad, de la vida y del mundo con la que tal vez la población no está de acuerdo. Se nos dice que somos pobres y que debemos seguir este camino para llegar a la prosperidad… pero, ¿qué prosperidad buscamos? ¿La material? ¿Son los europeos felices? Sí, comen y se visten bien, pero esto sólo no da la felicidad.

– Habla de la especificidad de la fe africana. ¿Cómo es ésta?

La fe es una actitud, una manera de vivir y de relacionarse con Dios. Un africano hoy no tiene la misma actitud que un europeo. En África, la gente cree, pese a las enfermedades, el sufrimiento y la pobreza. Dios está presente en su existencia diaria, aunque algunos políticos, influenciados por Occidente, piensen lo contrario. Para relacionarse, nosotros, los africanos pensamos que Dios nos ha dado una ley natural, como la del matrimonio. Aquí se imaginan formas de matrimonio o de familia que en África son impensables.

Pobreza evangélica

– Muchas veces somos los occidentales los que analizamos la situación africana. ¿Y usted, como africano, cómo ve el panorama en Occidente?

Debemos ver cómo la Iglesia ha evangelizado Europa, hay que analizar cómo se ha hecho la catequesis. ¿Hemos formado de verdad cristianos o sólo hemos bautizado? Debe profundizarse en la catequesis. La potencia de la Iglesia puede cansar a la gente. También está la forma de concebir la libertad en Occidente. Tal vez no está bien que haya una libertad sin fronteras, que se pueda hacer todo lo que se quiera.

– Habla de un posible cansancio frente a una Iglesia potente. ¿Cree que es más fácil acercarse a una Iglesia pobre y menos poderosa?

Puede ser. Cristo era pobre y tantas multitudes lo seguían, aunque al final fueron las multitudes las que lo condenaron. Debemos reencontrar esa pobreza evangélica, porque el poder es sólo de Dios, es Él quien convierte. Es el camino de la pobreza el que siguió Jesucristo.

– ¿Resulta difícil, como presidente de ‘Cor Unum’, hacer caridad sin afrontar las causas que provocan los desastres donde interviene su dicasterio?

Nuestro trabajo es mostrar que el corazón de Dios y de la Iglesia está cerca de los que sufren. Por ejemplo, en Haití. Queremos ayudar a esta gente en una situación trágica. No podemos echarle la culpa a la causa, que es el terremoto.

– Un terremoto en otro país no habría causado un desastre de tal magnitud…

En Haití hay un desastre. Antes de buscar la causa, quiero ayudar a quien sufre. Nosotros no estamos allí para cambiar la política. Cristo no cambió la política de los romanos hacia los palestinos. Él, lo que quiso, fue nutrir, evangelizar y educar a la gente. Nosotros queremos llevar ayuda, aunque a veces no tenemos tantos medios. Mostramos también nuestra cercanía. No digo que no debamos interesarnos por las causas.

Más información en el nº 2.734 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor lea la entrevista íntegra aquí.

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