Con los recortes, “la crisis la pagan los más pobres”

La Pastoral Obrera analiza el actual contexto de creciente precariedad

(Miguel Ángel Malavia) El reciente anuncio del Gobierno de un nuevo recorte en las políticas sociales –destacando la retirada de la ayuda de 426 euros a los parados de larga duración y la pretensión de ampliar la edad de jubilación a los 67 años– no hace sino “agudizar” una situación que hace “evidente” que la crisis “la están pagando los más pobres”. Así se expresa Fernando Díaz Abajo, el secretario del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal, quien atendió a Vida Nueva en el transcurso de la última reunión del consejo directivo, el pasado 14 de diciembre en Madrid.

Si bien es verdad que la Iglesia no propone “soluciones concretas o técnicas”, ésta sí tiene “unos criterios claros” para salir de la crisis, fijando una serie de “prioridades: del trabajo sobre el capital, de la persona sobre la técnica y, ante todo, de la propia dignidad humana, que no puede ser convertida en mercancía”. Para Díaz Abajo, “la crisis pone de manifiesto que hay una antropología muy concreta, que defiende que lo que vale es el mercado sin limitaciones, estando la persona en función del mismo”. De ahí que la Iglesia proponga “lo contrario: lo central es el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, debiendo estar todo lo demás en función de él”.

De este modo, para el secretario de la Pastoral Obrera, “la Iglesia lucha contra la crisis”, además de asistencialmente, desde una doble perspectiva: “Por un lado, ayudamos a concienciar sobre las causas éticas que han dado lugar a esta realidad. Y, por otro, a través de una presencia militante, en los movimientos apostólicos o en los miembros de la Pastoral Obrera en las parroquias, testimoniando que otro modo de vida es posible”.

En el caso de España, denuncian la contradicción de las soluciones políticas adoptadas: “Los recortes están asociando la ‘salvación’ de la crisis a quienes no la han provocado. Sin embargo, en el otro platillo de la balanza están todas las cantidades económicas que se han entregado a los bancos para sanear el sistema financiero; cuando es éste el que ha provocado esta situación”. Una situación que golpea, preferentemente, a los más desfavorecidos: “La dificultad de acceder a un trabajo la sufren los más jóvenes, los inmigrantes se ven obligados a volver a su tierra, muchos de los que trabajan lo hacen en condiciones precarias… Y esto es algo que aumenta progresivamente”.

Finalmente, Díaz Abajo se congratula de que “la sociedad sí valora la implicación social de la Iglesia” en la lucha contra la crisis. Aunque no siempre es fácil: “El problema es que muchas veces se reconoce a personas o instituciones comprometidas, pero no las asimilan como una presencia de la propia Iglesia. Indudablemente, ésta también tiene su parte de responsabilidad en que se tenga esta imagen, pero se hace muy difícil cambiar una tendencia por la que las cosas malas que suceden sí son ‘propias de’ la Iglesia, y las buenas se individualizan, concretándolas en personas o instituciones que, aun siendo eclesiales, lo consiguen ‘a pesar de’ la Iglesia”.

EL PUENTE DE LA IGLESIA CON LA CLASE TRABAJADORA

En el comunicado final de las XVI Jornadas de Pastoral Obrera, celebradas en el Escorial los pasados días 20 y 21 de noviembre, se invitaba a que esta acción pastoral lo fuera “de toda la Iglesia”, para que ésta “denuncie con valentía las causas que generan el pecado estructural que a tantos empobrece”. Sin embargo, Fernando Díaz Abajo aclara que esta cita no implicaba ninguna crítica interna, sino que la intención era remarcar que la Pastoral Obrera “no es propia de un grupo concreto con un carisma específico, sino que es el cauce de la Iglesia para la evangelización del mundo obrero. Lo que reclamamos es que somos un instrumento privilegiado, desarrollando nuestros militantes la presencia cercana de la Iglesia en la realidad concreta del mundo obrero, testimoniando otro modo de vivir y ayudándoles a salir de las situaciones difíciles, en lo que es todo un camino de evangelización. Éste es, al final, el objetivo de la Pastoral Obrera: ayudar a las personas a encontrarse con Jesucristo y con su Iglesia. En definitiva: plantar la Iglesia en el mundo obrero y llevar al mundo obrero a la Iglesia”.

En el nº 2.734 de Vida Nueva.

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