Grandes preguntas

(Francisco M. Carriscondo Esquivel– Profesor de la Universidad de Málaga)

“Las tesis que esgrime el físico [Stephen Hawking], contenidas en su reciente The Grand Design (2010), no vienen a negar, ni mucho menos, la existencia de Dios, sino más bien su participación en la creación del mundo. (…) Uno podría preguntarle cómo puede saber lo que hay en el origen de todo si no hemos podido llegar allí”

Con independencia de las manifestaciones domésticas, experimentadas en la vida de cada creyente, podría erigirse en argumento cosmológico la intangibilidad de Dios, por encima de su invisibilidad. No es que el Creador sea invisible, es que está muy lejos de nuestro alcance. Por eso envió a su Hijo: para mostrarnos su proximidad. Resultaban tan útiles, para hacernos una idea de las magnitudes estelares, aquellas analogías gráficas de los manuales escolares antiguos… La distancia entre el Sol y la Tierra es de 150 millones de kilómetros. Imaginemos entonces la distancia que nos separa de las estrellas conocidas más lejanas, las de la galaxia Messier 33, a 2.530.000 años luz de nuestro planeta. Pues a una distancia todavía mayor estaría el Creador, intangible.

Conviene recordar que Stephen Hawking es Miembro Numerario de la Academia Pontificia de las Ciencias, nombramiento que honra al Vaticano, como muestra de su afán por conciliar ciencia y religión, dando cabida así a todas las voces. Las tesis que esgrime el físico, contenidas en su reciente The Grand Design (2010), no vienen a negar, ni mucho menos, la existencia de Dios, sino más bien su participación en la creación del mundo. Entonces, según la intangibilidad divina, y sin haber llegado el hombre aún a los confines del universo, uno podría preguntarle cómo puede saber lo que hay en el origen de todo si no hemos podido llegar allí. Pero las grandes preguntas no parecen ser tan rentables ni para los titulares de periódicos ni para la venta de libros.

fcarriscondo@vidanueva.es

En el nº 2.733 de Vida Nueva.

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