Almudena Santos: “Nuestra misión es crear hogar”

Religiosa trinitaria

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Almudena Santos Liquete es religiosa trinitaria. Tiene 37 años y hace cinco que dirige en Madrid la residencia universitaria Santísima Trinidad. Es trabajadora social y está concluyendo la licenciatura en Ciencias Religiosas. Nació en Villaherreros (Palencia) y está agradecida a la vida. Una mujer joven que, en el anonimato de tantas comunidades religiosas, anuncia que la Vida Religiosa (VR) está muy viva.

Además de la residencia universitaria, los jueves va a la estación de Chamartín. ¿A qué?

A escuchar a la gente. En Chamartín, desde hace muchos años, tenemos una oficina para atender a tantos como llegaban a la ciudad en busca de trabajo. Forma parte de nuestro carisma dar salida a la juventud más necesitada. Así comenzaron los fundadores. En aquellos años liberaron a muchas jóvenes de la prostitución. Hoy, las personas que atendemos son, en su mayoría, inmigrantes. Se les escucha y, dentro de las posibilidades, se les proporciona empleo.

¿Cuántas personas están en el equipo de atención?

Desde hace tres años, el equipo lo formamos tres trinitarias, una trabajadora social y una red de voluntariado. La misión compartida es muy necesaria en este tipo de tareas. Además, considero muy importante la vinculación con otras organizaciones que están al servicio de los inmigrantes.

¿Y con otras congregaciones?

También. Tenga en cuenta que es una misión con personas que carecen de todo, expuestas a todo tipo de problemas. Muchas congregaciones, sin hacer ruido, están llenando de humanidad nuestra sociedad y nuestra Iglesia.

¿El tiempo, para ustedes, da más de sí?

Tenemos todo el tiempo del mundo. Es un don de Dios y da de sí… Hay que organizarse. Desde la familia trinitaria atendemos un comedor, que se llama “Ave María”, y al que me acerco los sábados, siempre acompañada por algunas universitarias. Es otro modo de vivir los fines de semana para estas jóvenes. Fíjese si el comedor tiene éxito que tenemos cinco turnos para repartir el desayuno. A veces somos tan ingenuos que pensamos que no hay necesidad, porque yo lo tengo todo cubierto. Algo tan normal como un desayuno puede ser un acontecimiento para no pocos.

Todo esto, desde el servicio a un grupo de universitarias…

Bueno, todo esto desde el carisma trinitario. Y soy feliz. Ni me siento extraña, ni desconfío de las jóvenes, ni me dejan al margen de sus decisiones. Las veo crecer y es un camino que hacemos juntas porque, ante todo, nuestra misión es crear hogar.

Explíquese…

Antes de hablar de Buena Noticia, hay que vivirla. Y hacerlo con gestos que los jóvenes comprenden. Ofreciendo hogar. No para que sean como nosotros queremos, sino para que sean ellos. Ahí es donde pueden descubrir su experiencia personal de Dios. La gente joven necesita horizonte. Por eso, desde el día que vienen a casa, lo primero que les digo es que llegan a una familia, en la que tienen que ser ellos, aprender a convivir y contribuir a crear hogar.

Háblenos de Almudena como religiosa trinitaria…

No me sé pensar de otra manera. Me siento acompañada y comprendida. Vivo en una comunidad formativa, lo cual me ayuda mucho a tener entusiasmo y vivir con ganas.

¿Una necesidad que sienta?

La VR, hoy, tiene que ofrecer hogar. Para mí es la síntesis de la consagración. No creo que exista un problema generacional; he tenido muy buenas experiencias con hermanas mayores que han sabido entender mi camino. Además, he descubierto que jóvenes y mayores nos unimos en una necesidad. Ambas necesitamos escucha.

Y, puestos a soñar, dentro de unos años…

Como hoy, creciendo con Él. Sé que estoy viviendo como quiero vivir y, cada día, le pregunto cómo quiere que viva… Dentro de unos años quiero seguir preguntándole y seguir haciendo camino con otros y otras.

MIRADA CON LUPA

La Vida Consagrada existe sin ruido y da vida sin descanso. Estar en los entramados sociales dando vida exige también ratos de vida y de silencio con Él. En muchos lugares, existen pequeños grupos que sorprenden los cálculos, porque viven la gratuidad. En esos grupos, que lo hacen de manera constante, suele haber personas consagradas que encuentran el sentido de su vida en regalarla a los demás… Ante mensajes de derrota o análisis de decadencia, una sola respuesta: trabajo diario y mucho Evangelio.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.733 de Vida Nueva.

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