Nueva etapa en la Iglesia vasca

(Borja Vivanco Díaz– Doctor en Economía y licenciado en Sociología) Si aún hace cinco décadas el País Vasco comprendía una de las regiones del sur de Europa con mayores índices de religiosidad y confianza en la Iglesia católica, hoy ocurre lo contrario. Y es posible que, al menos en Europa, ningún territorio haya experimentado un proceso de secularización tan rápido y drástico como el que aconteció en la sociedad vasca de 1965 a 1975. Como consecuencia, es probable también que, en lugar del mundo alguno, exista un divorcio de tal magnitud en la actitud ante la religión entre la población más adulta y la más joven.

La Iglesia vasca contempló con gran entusiasmo y esperanza el Concilio Vaticano II. En el momento de su finalización, en 1965, la influencia de la Iglesia católica en la sociedad vasca era incuestionable, sus seminarios estaban repletos, su clero se contaba entre los mejor cualificados y su vocación misionera era referencia mundial.

Evidentemente, el “progresismo”, como ideología pastoral, orientaba la evolución de la Iglesia vasca y de sus prelados desde los años 70. De tal modo que, con el pontificado de Juan Pablo II y el nuevo rumbo que la Iglesia universal emprendió, los prohombres de las diócesis vascas quedaron descolocados y buscaron impermeabilizar, a toda costa, sus líneas pastorales.

Poco éxito de los movimientos eclesiales

Tanto es así que, por ejemplo, los “nuevos movimientos eclesiales”, que crecieron con fuerza en el pontificado del Papa polaco y que ofrecieron vías de evangelización eficaces en una sociedad ya secularizada, no se sintieron tan acogidos en la Iglesia vasca como en otras diócesis españolas.

El clero vasco, que se ha mostrado abiertamente crítico –en los meses pasados– a los nombramientos de José Ignacio Munilla y Mario Iceta como obispos de San Sebastián y Bilbao, no ha contado con apoyos entre los sacerdotes más jóvenes. Por lo tanto, seguramente estamos asistiendo más a un problema generacional que a un debate sobre un modelo de Iglesia.

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