La Iglesia encabeza la lucha contra el sida

Casi un 30% de los centros de atención de VIH en todo el mundo son católicos

Enfermos de sida reciben tratamiento en un centro de Cáritas

(Miguel Ángel Malavia) Como cada año, el 1 de diciembre se conmemoró el Día Mundial en la Lucha contra el Sida. Una enfermedad que, según recoge el último informe de la ONU sobre esta cuestión, relativo a 2009, afecta a 33,3 millones de personas. Pero no todo es negativo. Pese a que el pasado año contrajeron la enfermedad 2,6 millones de personas –de los que el 69% pertenecen al África subsahariana–, su avance se ha estancado. En los últimos 10 años ha bajado un 20% el índice de nuevos casos, manteniéndose el mismo porcentaje para los fallecidos en este lustro. Gracias a los avances médicos, la situación es muy diferente de los años 80 y 90, cuando contraer el sida equivalía, prácticamente, a una muerte segura. Aun así, las entidades implicadas en la lucha contra el sida no bajan la guardia. Entre ellas, la Iglesia, que es la institución que encabeza la acción, pues son católicos un 30% de los centros de atención a contagiados por el VIH repartidos por todos los continentes.

Pero si África, seguida a distancia por América Latina, encabeza el índice de enfermos de sida, esta lacra continúa presente en Europa. Y en España, donde, según datos del Ministerio de Sanidad, en 2009 hubo 2.264 contagios en las 15 comunidades que participaron en la encuesta; se estima que hay un total de entre 120.000 y 150.000 infectados, pese a que hasta un 30% podría desconocerlo. Aquí, como en el resto de países, asociaciones eclesiales siguen con su trabajo rutinario y callado. Aunque no hay una estadística nacional que recoja el número total de enfermos de sida atendidos en centros de la Iglesia, se comprueba cómo lideran la causa Cáritas y la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). En cuanto a Cáritas, el año pasado en España acogió a 547 personas, según los datos compilados en su Memoria de Actividades de 2009. Acción que tuvo un coste de 4.244.945 euros. A nivel exterior, atendió a 1.763.701 personas en el África subsahariana, destinando gran parte de su gasto económico internacional a la lucha contra el VIH.

María Martínez, del Equipo de Inclusión de Cáritas, explica a Vida Nueva el cambio que están impulsando respecto al sida. Así, si bien cuentan con centros específicos para su tratamiento (en Salamanca, Toledo, Barcelona, San Sebastián, Málaga y Tenerife), la tendencia es a ampliar su acogida en casas residenciales dedicadas, en general, a personas en situación de exclusión social, tal y como ya están haciendo en sus hogares de Huelva, Sevilla y Madrid. “Se trata de una propuesta nueva –explica–, que integre en espacios abiertos a personas con diferentes dificultades, entre ellas, las enfermas de sida. Pero evitando segregaciones. Son personas que atraviesan situaciones. No incidimos en si éstas son el paro, la prostitución o el tener sida”. En este sentido, según las situaciones particulares, dibujan itinerarios: “Todos los que llegan, pasan a casas de sida, donde les ofrecemos un diagnóstico médico y les ayudamos a replantearse su vida, dándoles en primer lugar cariño y cercanía. Luego, a través de programas formativos o laborales, se intenta que salgan a la vida. Salvo para el 25%, que son los que están muy enfermos, intentamos que el siguiente paso, en busca de su autonomía personal, sea que entren en pisos tutelados, con otras personas en parecida situación y siendo visitados por nosotros. La última fase es la de la autonomía plena”. En definitiva, un 75% de los enfermos de sida que llegan a Cáritas tienen posibilidades reales de “volver a la vida”.

CONFER, presente en África

En CONFER, por la vocación misionera de muchas congregaciones, la atención preferente está en África, donde cuentan con numerosos proyectos. Ejemplo ilustrativo de su acción la ofrece el balance de un hospital en Monrovia (Liberia), dirigido por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y en el que aplican su programa de prevención de VIH para mujeres embarazadas: en 2009, de un total de 3.228 que se hicieron la prueba, 109 (el 3,38%) dieron positivo. Entre enero y septiembre de 2010, de 3.136 mujeres que se sometieron al estudio, 78 (el 2,49%) han sido las contagiadas. Avances lentos, pero progresivos.

Pero CONFER también trabaja en España. Y, como destaca su director del Área Socio-Sanitaria, Calixto Plumed, en la línea de la “normalización”: “Aquí, la mayoría de órdenes ya no desarrollan acciones específicas de sida, sino que las engloban en proyectos generales de salud, drogadicción o prostitución. Antes, en muchos hospitales ni siquiera se daba el nombre del enfermo de sida; era algo vergonzante y producía mucho miedo en todos. Hoy, conviven con el resto de pacientes, siendo cada vez más una enfermedad crónica y no necesariamente mortal”.

Los dos pilares de la acción de CONFER son “la prevención y el tratamiento”. En cuanto a la primera, ocupa un lugar preferente la educación sexual, “dándoles toda la información, para que cada uno, desde su opción personal, decida cómo quiere actuar”. Una vez tomada la decisión, se les apoya hasta el final, ofreciendo todos los medios, así como “comprensión y acogida”. Respecto al tratamiento, desde CONFER se dedican a la atención primaria, colaborando directamente con los centros hospitalarios, principalmente en Cataluña, Aragón, Madrid y Andalucía. Hasta el punto de que “muchas veces nos han llegado casos de personas a las que no querían en hospitales públicos porque no sabían qué hacer con ellas; por nuestra dedicación, en gran parte, se han acabado creando lo que hoy conocemos como cuidados paliativos”.

Pese a que el compromiso de la Iglesia en la lucha contra el sida es a veces opacado, mediáticamente, por las controversias respecto al uso del preservativo como método preventivo prioritario, para Plumed, hermano de San Juan de Dios, “la mayor parte de la sociedad sí valora nuestro compromiso”. Eso sí, reconoce, “también es cierto que muchas veces no asimilan que lo que hacemos es algo de la Iglesia, pues no nos ven como parte de ella. Una imagen desdibujada que, por cierto, la Iglesia debe trabajar desde dentro para cambiar”.

UN ESPACIO PARA EL CARIÑO

Más allá de las estadísticas, están los ejemplos concretos de la implicación de la Iglesia en España en la atención a los enfermos de sida. Un caso claro es la Casa Samuel de Salamanca, un hogar de Cáritas fundado en 1994 y con capacidad para 14 personas (ver VN nº 2.680). Su director, Luis Alberto González, destaca cómo, gracias a los avances médicos, en los últimos años se plantean abrir su acción a otras realidades de exclusión social. Aunque, advierte, “no podemos bajar la guardia. Tenemos que seguir dando preferencia al sida, porque, ante otras enfermedades, existen muchos centros de acogida, pero apenas los hay para el VIH”. Además de su acción diaria, González destaca cómo para los cinco trabajadores y 25 voluntarios (en verano son más de 40) es esencial ofrecer “compañía, motivación y cariño” a las personas. Y es que, además de formarles para que puedan alcanzar una verdadera autonomía, buscan ser una “auténtica familia”. Hasta el punto de compartir todos, cada verano, una semana de vacaciones en la playa.

En el nº 2.732 de Vida Nueva.

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