Josep M. Abella: “La mayoría de la Vida Religiosa no ha sucumbido a la secularización”

‘VN’ entrevista al superior general de los claretianos y vicepresidente de la USG

(Texto y fotos: Darío Menor) Josep María Abella (Lleida, 1949) lleva siete años al frente de los Misioneros Claretianos, congregación que, pese al descenso general de vocaciones a la vida consagrada en Occidente, mantiene con holgura sus cifras. Vicepresidente de la Unión de Superiores Generales (USG), apuesta por “volver a las fuentes” para renovar el carisma y establecer estrategias de diálogo que faciliten la evangelización y el retorno de los alejados de la fe. Buenos ejemplos de ello son la Fundació Claret y la web familiaforum.net, de los claretianos en Barcelona.

– ¿Por qué se critica cíclicamente a la Vida Religiosa y su secularización?

Simplemente, diría que hay personas que ven a la Vida Consagrada con desconfianza, quizás porque no se adecua a una visión peculiar que dichas personas tienen de lo que ésta debería ser. Algunas exteriorizan estos juicios sin tener en cuenta que los cambios que se han dado en la Vida Consagrada responden precisamente a la llamada a su renovación que hizo el Vaticano II y a un deseo de colaborar efectivamente a la misión evangelizadora de la Iglesia. Es verdad que la secularización ha afectado también a las personas consagradas. Ahora bien, no creo que la mayoría de los religiosos y religiosas haya sucumbido ante este desafío.

Evangelización

– ¿Qué le ofrece hoy la Vida Religiosa a la Iglesia?

El testimonio de su vida de seguimiento de Jesús en fraternidad y su disponibilidad para acudir a las fronteras geográficas, culturales y sociales de la evangelización aportando los dones de los carismas recibidos. Creo también que, a través de múltiples servicios, ofrecen una contribución importante a la tarea evangelizadora de la Iglesia.

– ¿Cómo debe afrontarse la disminución numérica de religiosos?

El descenso numérico es un hecho incontestable en Europa y Norteamérica, del que se han hecho muchos análisis. Refleja también la disminución en el índice de la práctica religiosa general de los católicos. De todos modos, hay que afrontarla con fe, sin angustia. Luego habrá que seguir buscando caminos apropiados de pastoral vocacional, que comienza con un acercamiento mayor a los jóvenes, con un deseo sincero de escucharlos y comprenderlos, y con la disponibilidad para acompañarlos en sus procesos de crecimiento y maduración humana y espiritual.

Diálogo con el mundo

– Occidente se ha convertido en tierra de misión, como ha mostrado el Papa al crear un dicasterio para la nueva evangelización. ¿Están trabajando ya en esta línea?

Hoy existen varios objetivos en este campo. Uno es cuidar a la comunidad cristiana, darles buena formación y suscitarles el interés misionero. Otro es la acogida cálida de aquéllos que, por circunstancias diversas, se han alejado de la Iglesia o que la Iglesia se ha alejado de ellos y que tienen los contactos esporádicos. Luego está la salida de los ámbitos eclesiásticos para ponernos en diálogo con el mundo.

Más información en el nº 2.732 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea la entrevista completa aquí.

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