Centroamérica quiere y necesita vivir en paz

Costa Rica acoge la Asamblea anual de episcopados de la región

Misa en la Basílica de los Ángeles de Cartago

(J. L. Celada) La Misión Continental, el conflicto fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica, las migraciones, la corrupción o el cambio climático son algunos de los temas tratados durante la Asamblea Plenaria anual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), celebrada en la diócesis costarricense de Alajuela del 22 al 26 de noviembre. A su clausura, el medio centenar de obispos participantes dieron a conocer un mensaje (Para que nuestros pueblos tengan vida y vivan la paz) en el que, a la luz de la Palabra de Dios, reflexionan sobre tales asuntos y otros tantos que afectan al testimonio y la labor de la Iglesia en la región.

El texto arranca con un agradecimiento al Papa por la reciente publicación de la exhortación postsinodal Verbum Domini, un “regalo” que “iluminará y dará impulso a la animación bíblica de nuestras pastorales y de la Misión Continental”. En este sentido, reconoce como uno de los “signos de esperanza” actuales “la renovación espiritual y el amor por la Palabra de Dios en nuestras Iglesias particulares”. Asimismo, se felicita por el creciente protagonismo de organizaciones con “valores cívicos” y de “empresarios con conciencia de su responsabilidad social”, prueba inequívoca de la consolidación de las democracias.

Los prelados compartieron también sus experiencias en torno a la Misión Continental, de la que constataron los frutos obtenidos, al tiempo que se lamentaron por “las resistencias al cambio” en diversos lugares. Por lo que agradecen más aún, si cabe, que Benedicto XVI haya puesto en marcha un dicasterio “dedicado a la Nueva Evangelización y su convocatoria a un próximo Sínodo sobre la misión esencial de la Iglesia: la evangelización y la misión”, hechos que “animarán a nuestro pueblo católico a estar en misión permanente”. Hubo tiempo, además, de intercambiar informes sobre el Año Sacerdotal, a la espera del próximo Congreso Continental sobre Vocaciones (Cartago, Costa Rica, 31 de enero al 6 de febrero de 2011).

Más adelante, el mensaje se detiene en “la herida de las migraciones” para una zona especialmente sensible a este fenómeno. Las condiciones “inhumanas” en que se producen, añadidas a la “extrema pobreza” que las motiva, se traducen a menudo en “un calvario de maltratos y explotación”. Sin olvidar “la marcada debilidad de las instituciones de justicia en muchos lugares y la corrupción”, que permiten al crimen organizado “operar impunemente”. Ante esta situación, los pastores abogan por “reforzar el diálogo y la cooperación entre las Iglesias de salida, de tránsito y de acogida, en orden a dar una atención humanitaria y pastoral a los que se han movilizado”.

Conscientes de que “la dimensión ecológica es parte integrante de la espiritualidad cristiana”, los firmantes sostienen también que “no toda inversión es deseable”. Y se muestran preocupados por la minería (en concreto, la de Guatemala), que, junto con la deforestación, se ha convertido en “la mayor amenaza para la sostenibilidad ambiental en la región”. Por ello, reclaman leyes más fuertes ante la inversión extranjera y que garanticen más seguridad para la salud de la población. Sólo así se evitará que se repitan “desastres ambientales como los ya ocurridos”. En esta misma línea, los pastores llaman a sus gobiernos a impulsar “políticas públicas ante los riesgos que implica el cambio climático para nuestros pueblos”, de modo especial para los más vulnerables, “auténticos refugiados ambientales y sin seguridad jurídica”, que son hoy “un reto ético para todos”.

Finalmente, el pronunciamiento episcopal denuncia el “pecado personal y social” de la corrupción, con “el terrible daño que produce en pérdida de posibles recursos de desarrollo social a favor de los pobres”, e insta a fortalecer el Estado de Derecho como “freno efectivo” contra ella y la impunidad que acarrea. El respeto por la vida y la educación de las futuras generaciones “en los valores del diálogo y de la paz” serán la mejor garantía de éxito.

CONFLICTO ENTRE VECINOS

Preocupados, aunque con esperanza. Así se manifiestan los obispos centroamericanos al hablar del conflicto que enfrenta a Nicaragua y Costa Rica desde el pasado mes de noviembre a cuenta del dragadodel río San Juan, frontera natural entre ambos países. A su juicio, “el diálogo asumido con sinceridad y responsabilidad” es el camino obligado para superar este contencioso entre vecinos, y exhortan a ambos gobiernos a que, “con buena voluntad y conscientes de que el proyecto de Dios para nuestros pueblos es de paz y justicia, se esfuercen en solucionar el diferendo en el menor tiempo posible”.

En el nº 2.732 de Vida Nueva.

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