Primeras palabras de un Papa a favor del preservativo en ‘ciertos casos’

Se publica un libro-entrevista en el que Benedicto XVI aborda el condón, los abusos o la crisis de la Iglesia

El Papa, con el autor de la obra, Peter Seewald

(A. Pelayo– Roma) Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos ya está en las librerías de muchos países, traducido de momento a ocho lenguas (castellano y catalán incluidas). Fue presentado el 23 de noviembre en la Sala de Prensa de la Santa Sede por Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización; Luigi Accatoli, ex vaticanista del Corriere della Sera; el director de la Librería Editrice Vaticana, Giuseppe Costa, y el periodista alemán Peter Seewald, autor de la entrevista con Benedicto XVI.

Mientras se esperaba la aparición del segundo volumen de Jesús de Nazaret, Joseph Ratzinger había concedido una hora de entrevistas desde el lunes al sábado de la última semana del mes de julio de este año al periodista, que ya le había interrogado cuando era sólo cardenal y que es autor de La sal de la tierra y Dios y el mundo. Con una celeridad impropia de los ritmos vaticanos, en menos de cuatro meses se han hecho las traducciones y se ha mandado a la imprenta en varios países.

L’Osservatore Romano del domingo 21 dedicaba toda su última página a anticipar algunos de los párrafos más significativos de la obra. En uno se refería al preservativo, aludiendo a la campaña desatada por sus palabras en su viaje a África de marzo de 2009. Después de afirmar que “la mera fijación en el preservativo significa una banalización de la sexualidad”, Benedicto XVI dice: “Podrá haber casos fundados de carácter aislado, por ejemplo, cuando un prostituido utiliza un preservativo, pudiendo ser esto un primer acto de moralización, un primer tramo de responsabilidad a fin de desarrollar de nuevo una conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Pero ésta no es la auténtica modalidad para abordar el mal de la infección con el VIH. Tal modalidad ha de consistir realmente en la humanización de la sexualidad”.

Ante el contagio del sida

A otra pregunta sucesiva, el Papa añade: “Es obvio que la Iglesia católica no los ve como una solución real y moral. No obstante, en uno u otro caso pueden ser, en la intención de reducir el peligro de contagio, un primer paso en el camino hacia una sexualidad vivida de forma diferente, hacia una sexualidad más humana”.

Como era previsible, esas palabras dieron la vuelta al mundo en escasos minutos, y cabe cuestionar la “oportunidad” del diario vaticano en adelantar de forma fragmentada la posición del Papa en una materia tan delicada.

España ocupa su pequeña parcela en las doscientas y pico páginas del libro. A la pregunta de si “ama especialmente España” , responde: “Por supuesto, España es uno de los grandes países católicos que ha regalado a la Iglesia grandes santos y grandes impulsos y que, además, ha marcado a América Central y del Sur. Pero encontrarse con la historia de España es siempre algo excitante. Es un país de contrastes dramáticos. Pensemos en el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco, o en la dramática lucha actual entre la secularizad radical y la fe decidida”. Éste sería, pues, el reflejo más exacto del pensamiento ratzingeriano sobre España, y no las frases que pronunció en el vuelo a Compostela.

“Es un país –sigue– que, hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico que cuenta además con una pluralidad de culturas, entre las que se encuentran por ejemplo los vascos y catalanes. España ha sido siempre uno de los países católicos con vitalidad creadora. Si Dios quiere y me encuentro todavía con vida, entraré de nuevo en contacto con él especialmente en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Este año se han previsto dos breves visitas: al apóstol Santiago en Santiago de Compostela y a la célebre catedral de la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona”.

Volveremos sobre el libro, porque algunas de las argumentaciones suscitarán nuevas polémicas, pero quiero destacar que estamos ante una iniciativa que revela la valentía de Ratzinger al al exponerse sin tapujos ante la opinión pública y la densidad de algunos de sus planteamientos.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.731 de Vida Nueva.

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