El Canto de la Sibila, de la Misa del Gallo a Patrimonio de la Humanidad

La UNESCO reconoce la tradición medieval representada en las iglesias mallorquinas durante la Navidad

(Juan Carlos Rodríguez) El Canto de la Sibila (Cant de la Sibil·la), entonado en la mayor parte de las iglesias de Mallorca en la navideña Misa del Gallo, es ya Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El canto de origen medieval, que fue protegido en 2004 como Bien de Interés Cultural por el Consell de Mallorca –que ha impulsado la candidatura–, ha obtenido el reconocimiento de la UNESCO, el mismo que ya tiene el Misterio de Elche, por la integración de la tradición católica y el folclore popular.

Desde el Obispado de Mallorca han expresado su satisfacción: “La Iglesia de Mallorca se siente orgullosa de ser la depositaria ancestral de este drama litúrgico de alto contenido artístico y cultural, pero, sobre todo, religioso, valorando su fuerza expresiva, el contenido religioso y el valor emblemático y cultural, y la expectación y emoción que provoca en los fieles”.

De igual forma lo destacó Ángeles Albert, directora general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y presidenta del comité español de la UNESCO, que también ha otorgado este reconocimiento al flamenco, a los Castells y a la dieta mediterránea: “Es muy importante que el Canto de la Sibila se haya conservado en el tiempo”.

Profecía del fin del mundo

La pieza dramática, con la melodía gregoriana más arcaica que pervive en Europa, está vinculada a los maitines de Navidad y también se mantiene en el Alguer (Cerdeña). Tiene como tema central el Apocalipsis de san Juan, es decir, la profecía del fin del mundo y la segunda venida de Cristo en el Juicio Final.

En su forma más genuina, la representación la protagoniza el sibilero, un niño de voz blanca –desde el Concilio Vaticano II puede ser entonado también por niñas o adultos de ambos sexos–, que viste un hábito femenino y que, con la espada en la mano, entona El Día del Juicio (Lo Jorn del Judici).

Según el profesor Miguel Ángel Pérez Priego, su celebración parte de “una manifestación del teatro medieval común a todos los pueblos de la Península. Donde más arraigo, mayor antigüedad y pujanza tuvo fue en Cataluña, desde donde saltó a las Islas Baleares. Pero, durante los siglos XV y XVI, y aun antes, tuvo enorme vigencia y desarrollo en Castilla”.

Más información en el nº 2.731 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el reportaje completo aquí.

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