Javierre, a un año de su muerte

La Embajada de España cerca de la Santa Sede rinde homenaje al sacerdote y escritor

(Antonio Pelayo– Roma) La Embajada de España cerca de la Santa Sede rindió en la tarde de ayer, martes 16, un homenaje a José María Javierre, poco antes de que se cumpla el primer aniversario de su muerte. No ha sido –él no nos lo hubiera perdonado nunca– un acto académico, sino una reunión de amigos a los que nos duele todavía su ausencia.

Los cuatro oradores que intervinieron han acompañado en su fecunda existencia como periodista, historiador, hagiógrafo y sacerdote a Javierre “el malo” (para distinguirle de “el bueno”, su hermano, el arcangélico cardenal muerto en 2007), y nos lo han contado con palabras emocionadas.

Eran el cardenal Carlos Amigo, su arzobispo en Sevilla; Joaquín Luis Ortega, que compartió con él etapas romanas y faenas periodísticas; el periodista Antonio Lorca, capaz de arrancarle unas “memorias” al que fue su director en El Correo de Andalucía, y Lope Rubio, sacerdote operario diocesano, como el homenajeado, que nos trazó su perfil más íntimo.

A todos les presentó el embajador Francisco Vázquez, que destacó la excepcional contribución de Javierre a la presencia de la Iglesia en la sociedad española a través de los medios de comunicación.

Polivalente capacidad de conciliar

Si yo hubiera tenido ocasión de intervenir, habría insistido en su polivalente capacidad de conciliar lo aparentemente irreconciliable: ser aragonés y andaluz al mismo tiempo, conservador en lo fundamental e iconoclasta en lo opinable, amigo de tirios y troyanos, sin una perra siempre y distribuyendo dinero a diestro y siniestro, piadoso y bromista, fiel en la amistad y capaz de dejarte alguna rara vez en la estacada, ingenuo y sableador.

Una personalidad irrepetible y seductora que nos ha dejado miles de páginas para consolarnos con su lectura y una nostalgia por su ausencia que sólo se curará cuando volvamos a encontrarnos “con todos los santos y santas de la corte celestial”, de muchos de los cuales fue excelso biógrafo.

apelayo@vidanueva.es

En el nº 2.730 de Vida Nueva.

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