El Papa habló también para la Vida Consagrada

(Luis Alberto Gonzalo-Díez, cmf) Y el Papa habló… Lo hizo con gestos y palabras. Palabras medidas y claras. Sin sobrar alguna. Trabajo denso para quienes informan y riqueza para quienes buscan titulares. Benedicto XVI pasó por Santiago como peregrino y llegó a Barcelona como creyente de este siglo. Sin nostalgias, ni parcelas. Diáfano, inteligente y testigo de la fe. Al borde del camino, como Bartimeo, en Galicia y Cataluña, en medio del pueblo, siendo pueblo, estuvieron los consagrados, que nunca han dejado de estar. Algunos nos ofrecen sus impresiones, su emoción, algunas preocupaciones y una lectura del momento.

Juan Javier Martín Hernández y Miguel Tombilla Martínez. El primero, monje del Císter en el monasterio de Oseira; el segundo, misionero claretiano. Los dos, consagrados jóvenes que comparten la preocupación por hacer comprensibles los caminos de la Iglesia al pueblo.

Miguel, expresamente, nos dice: “Tenemos que gastar los mejores esfuerzos en ayudar a entender que en lo sencillo y en el día a día, en lo que preocupa al pueblo, está la misión que queremos ofrecer los religiosos”.

Son conscientes de la desconexión que una buena parte de la sociedad muestra ante aspectos que sostenemos: “Pertenecemos a una generación de personas que han crecido en la desconfianza. Seguramente, por un crecimiento desmedido, y no digerido, de un progreso que nos ha llevado a creer no necesitar a Dios. Pero con la misma claridad –afirma Miguel– creo que estamos viviendo una vuelta a la normalidad. Las personas están empezando a situar a Dios en su existir”.

En medio del Pueblo

Juan Javier ha venido a Santiago con buena parte de la comunidad. Son monjes que tienen clara su misión de empapar esta tierra de peregrinos de la belleza de Dios. Están entre todos y con todos, y en la Praza da Quintana, desde donde siguen la visita papal, son un grupo que, más que corea, reza, sonríe y saluda.

En Barcelona, escuchamos a Teresa Llach y a Quim Erra. La primera es carmelita vedruna, secretaria del Secretariado Interdiocesano de Catequesis de Catalunya y Baleares; y el segundo, Hermano de San Juan de Dios con experiencia de gobierno en su Orden y con dedicación plena a la formación de seglares en el carisma de la hospitalidad.

Complementariedad y pluralidad

Teresa nos recuerda que hace 28 años otro papa, Juan Pablo II, también estuvo en Barcelona. Hoy como ayer, nos dice esta religiosa, “el Papa viene a confirmarnos en la fe” a cuantos nos consideramos Pueblo de Dios. Es importante recalcar esta idea de Pueblo arraigada en la complementariedad y la pluralidad.

Además, afirma: “La llamada reiterada del Papa a una renovación de la fe, creativa y testimonial, tendrá para la Vida Consagrada el matiz de los diversos carismas, pero la misma urgencia para desvivirnos a fin de que los pobres encuentren misericordia, los oprimidos alcancen la libertad y todos los hombres y mujeres se revistan de la dignidad de hijos de Dios”.

Por su parte, Quim Erra (y también Miguel) insiste en que lo importante no es el número de quienes se hayan acercado a Santiago y Barcelona, sino la claridad del mensaje y el después.


MIRADA CON LUPA

El Papa habló, y lo hizo para todos. El día antes de llegar a España dijo que “la Vida Consagrada debe ser un compromiso sentido por todos: obispos, sacerdotes, consagrados y laicos (…) la Vida Consgrada no podrá faltar ni morir en la Iglesia”. Durante su estancia entre nosotros no dudó en abrazar, acoger y felicitar a una Iglesia que peregrina, acompaña, educa y sana, en buena medida, a través de hombres y mujeres consagrados. Esta visita, para quien dudaba, ha supuesto una lección clara de pluralidad, comunión y eclesiología conciliar. Hacía falta.

lagonzalez@vidanueva.es

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Número Especial de Vida Nueva

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