Circo Teatro Capuchini

La rica experiencia de un circo joven y su aporte en la construcción de escenarios artísticos de convivencia y de paz

(Texto: Óscar Elizalde– Foto: Cortesía FORCULVIDA) Muchos años transcurrieron antes de que los amantes del arte y la cultura circense pudieran presenciar por primera vez en Bogotá al afamado “Circo del Sol” (Cirque du Solei), con un elenco de 50 artistas provenientes de 15 nacionalidades, comunicando la magia de “Quidam”, su más reciente producción. En día y medio la taquilla se agotó y “Quidam” resultó ser un espectáculo que hizo honor al significado de esta palabra francesa: “un transeúnte anónimo o una figura solitaria que aparece y desaparece entre ríos de gente”. En Colombia, el talento artístico también se expresa de manera extraordinaria, con creatividad y sentidos que hacen posible que la vida se teja de sueños. Es el caso del “Circo Teatro Capuchini”.

Se abre el telón

Todo comenzó en unas vacaciones recreativas en el Distrito de Aguablanca de la ciudad de Cali, que por el año de 1996 organizaba la Sociedad Misionera de Belén, en la Parroquia San Luis Beltrán. Nadie hubiera sospechado que la “mochila misionera” que Erwin Schafer traía de Alemania, incluía una serie de “materiales de circo” que resultaron de gran utilidad para la animación de aquellas jornadas lúdicas. Con paciencia y pasión, Erwin enseñó algunos trucos circenses a los jóvenes de la Pastoral Juvenil. Fue el comienzo de la travesía: ¡se abrió el telón! Algún tiempo después, el mismo misionero motivó a algunos jóvenes a conformar un grupo de circo. Alexánder Díaz, actual representante de la Asociación FORCULVIDA (Forjadores/as de la Cultura de la Vida), recuerda que “al principio sonaba descabellado y causaba risa entre los jóvenes, pero luego con la práctica e insistencia de Erwin, la idea fue sonando y tuvo aceptación. De esta manera, comenzaron los ensayos, los montajes y la motivación creció: cada vez eran más los jóvenes que deseaban hacer parte del Circo Teatro Capuchini”. El grupo se consolidó y adquirió fuerza y valor para la comunidad. En verdad era una alternativa atrayente para los jóvenes y los niños en situaciones de riesgo.Posteriormente, cuando la Sociedad Misionera de Belén entregó la parroquia a la Arquidiócesis de Cali, emergieron algunas dificultades e incomprensiones que por fortuna no lograron apaciguar los ímpetus ni extinguir el espíritu creativo del grupo que se había forjado durante varios años. Las Hermanas Javerianas que dirigían el Centro Comunitario del barrio Yira Castro, acogieron el proyecto con gran esperanza. También se recibió el respaldo de personas y organizaciones que valoraban la propuesta artística y formativa del Circo Teatro Capuchini.

A partir de 2004, se constituyó la Asociación FORCULVIDA con la intención de dar soporte jurídico y consolidar los procesos de intervención social que ha inspirado al Circo-Teatro desde sus orígenes, en respuesta a la precaria situación de vulnerabilidad que vive la niñez y la juventud del Distrito de Aguablanca.

La “función” del Circo Teatro

Considerando el enorme potencial artístico de los niños y los jóvenes de los sectores populares de la ciudad, el Circo Teatro Capuchini ha procurado estimular la cultura de la vida a partir de procesos de formación integral que se enmarcan en el modelo pedagógico de educación popular. Desde esta perspectiva, tres han sido sus áreas prioritarias de intervención socio-cultural:

  • Desarrollo humano: la realidad de los niños y los jóvenes que pasan la mayor parte de su tiempo en la calle formando “parches”, ha sido el punto de partida de esta propuesta humanizante que ofrece oportunidades a quienes buscan transformar sus vidas con aptitudes de liderazgo que les permitan asumir el protagonismo de su propia existencia. Así, los niños y los jóvenes son actores de una nueva cultura de vida que emerge con arte y creatividad.
  • Desarrollo espiritual: concebido como un espacio de encuentro sagrado con el cuerpo, la palabra, la memoria, la cultura, el arte, la diversidad y el universo, iluminado por la Biblia y teniendo a Jesús como referente fundamental, el Circo Teatro se propone impulsar la construcción de una Iglesia Pueblo de Dios que se comprometa con la transformación de la realidad.
  • Desarrollo artístico: mediante diversos proyectos de intervención cultural, que integran el arte y la pedagogía, se ha estimulado la creatividad, la imaginación, la comunicación, la narrativa y la innovación, con técnicas que van desde la improvisación escénica hasta la creación colectiva. Se trata de un itinerario de autoconocimiento y proyección de cualidades y destrezas que puede ayudar a reconstruir el deteriorado tejido social y cultural.

Estas áreas privilegiadas de intervención se han desarrollado a través de talleres de formación artística (cine, teatro, música y danza corporal); espacios abiertos (cine-foro, teatro-foro, títere-foro y cuento-foro), en los que se han involucrado a las familias y a la comunidad en general; y mediante la Carpa Móvil Capuchini que ha funcionado en las calles como espacio de socialización y encuentro con la cultura de la paz.

Actualmente, un grupo base de 30 “forjadores/as”, que han recibido adecuada capacitación y conocimientos en técnicas teatrales y circenses, se encarga de la labor “formadora y multiplicadora” de los neo-artistas, acorde con la planeación que periódicamente realiza el equipo Coordinador. Los beneficiarios directos son 43 jóvenes entre los 13 y 30 años, y 50 niños/as de 4 a 12 años. Sin embargo, casi 2.000 jóvenes y niños/as han hecho parte de estos programas formativos en sus casi tres lustros de existencia.

A la vista está la novedad esencial del Circo Teatro Capuchini. Son los/as jóvenes y los/as niños/as que provienen de barrios populares, y no los espectadores como ocurre en la mayoría de los circos, los principales beneficiarios de esta propuesta artística y cultural. Así lo confirman algunos testimonios: “En el momento que nos dijeron que imagináramos y recordáramos cada escena, yo pensé inmediatamente que sería muy difícil; pero a medida que empezamos a contar y narrar, sentí que todos somos importantes, es decir, protagonistas y autores de las escenas” (Steven). “El teatro, como herramienta comunicativa, me invitó a visualizar diversos caminos en las interrelaciones cotidianas. Es así que teatralizando un mensaje, un conflicto o nuestros valores y sentimientos, hemos podido encontrar variadas respuestas a una misma situación” (Alexánder). Para que esta cadena de sueños sean posibles, FORCULVIDA ha contado con el apoyo de algunas redes y organizaciones con las cuales celebra alianzas estratégicas y convenios específicos: red Teoartística, Teología Juvenil, AESDA (Asociación de Economía Solidaria del Distrito de Aguablanca), Colectivo Cultural Aguablanca de Muestra, Cámara de Comercio de Aguablanca, entre otros.

¡Esto apenas comienza!

Probablemente el Circo Teatro Capuchini no llegue a ser tan reconocido como el Circo del Sol. Tampoco es seguro que su taquilla se acabe de un día para otro. Sin embargo, en su corta pero muy significativa historia ya cuenta con el reconocimiento de la comunidad del Distrito de Aguablanca y del Arzobispado de Cali, y ha participado en eventos artísticos a nivel local (Desfile de Cali Viejo, Carnaval del Oriente…) y nacional (Festival de teatro popular en Pereira, Carnaval por la vida en Bogotá, Mingas artísticas…). Así mismo, durante cinco semanas realizó una gira por Suiza y Alemania, con más de 30 presentaciones.

Las propuestas siguen llegando y los desafíos van aumentando. Es inevitable. ¡Hace parte de la magia del circo! Afortunadamente para los amantes de la vida y el arte, el Circo Teatro Capuchini no se va. Seguirá dando vida desde su pequeña grandeza. ¡No se lo pierdan, la función apenas está comenzando!

Publicado en el nº 14 de Vida Nueva Colombia.

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