Editorial

Trabajar para evitar la persecución religiosa

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Publicado en el nº 2.728 de Vida Nueva (del 6 al 12 de noviembre de 2010).

La masacre en una iglesia de Bagdad supera el medio centenar de muertos, entre ellos dos sacerdotes. Otras 25 personas resultaron heridas graves y tan sólo entre 10 y 12 resultaron ilesas. Los terroristas entraron en el templo cuando se estaba celebrando la misa del domingo. No es la primera vez que sucede un hecho de estas dimensiones. Ya en agosto de 2004, esta iglesia, junto con otros cinco lugares de culto cristiano, fueron el blanco de ataques que causaron varios muertos y numerosos heridos. El Papa, al condenar este hecho, aprovechó para hacer un llamamiento a la paz en la zona: “Rezo por las víctimas de esta violencia que no tiene sentido y más despiadada que nunca al golpear a gente indefensa que se encontraba en la Casa de Dios, que es una casa para el amor y la reconciliación”.

Tras la celebración del Sínodo en el que se ha estudiado la realidad de las Iglesias en estas zonas, abogando por una convivencia pacífica y constructiva, ésta ha sido la respuesta de quienes sólo buscan exclusividad en el ejercicio del culto. Aunque diversos representantes de comunidades islámicas se han apresurado a condenar el atentado, hay una realidad lacerante que preocupa a la Iglesia: la continua amenaza y persecución en estos lugares, cuna del cristianismo.

Para afrontar esta lacra, no bastan las declaraciones de buena voluntad, sino la puesta en marcha de políticas efectivas en favor de la libertad religiosa en estos países. Algunos gobernantes con influencia en la zona, como es el caso de Francia, han pedido medidas para evitar esta situación. Hora es de llevarlas a cabo. Los cristianos también tienen el mismo derecho a vivir y trabajar en su tierra y a no ser perseguidos por sus creencias religiosas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos no sólo afecta los países occidentales. Es una tarea de todos en la que todos deben volcarse y abrir una mesa de actuaciones para que no se extienda la persecución religiosa.

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