La Iglesia en Barcelona “no es solitaria ni autosuficiente”

Sistach cree que la próxima visita del Papa generará “unidad, comunión y paz”

(Miguel Ángel Malavia) Como un “auténtico don de Dios” y una oportunidad magnífica “que quizás no volverá a tener nuestra Iglesia durante muchos años”. Así describe el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, la visita que Benedicto XVI llevará a cabo a la Ciudad Condal los próximos 6 y 7 de noviembre. A poco más de un mes, el cardenal expresa su satisfacción y marca los objetivos a conseguir en una exhortación pastoral titulada Empezamos con el Papa un nuevo curso.

Entre los numerosos frutos que el purpurado considera que producirá el viaje papal, que culminará con la consagración de la Sagrada Familia, señala que se evidenciarán valores como la unidad, la comunión y la paz. Los dos primeros mostrarán una conciencia de ser Iglesia a través de su constitución diocesana: “La misma presencia del Papa nos confirma como Iglesia. Su presencia, acompañado fraternalmente por el obispo diocesano, nos revela algo fundamental: nuestra Iglesia no es una Iglesia aislada, solitaria, autosuficiente, aunque tampoco es una Iglesia incompleta, subordinada. Es una Iglesia en comunión católica y apostólica; el pastor diocesano es de verdad un miembro del Colegio episcopal, en comunión jerárquica con la cabeza”. Además, Sistach desea que la influencia de la visita papal se extienda a “todas las diócesis catalanas, con las que desde hace muchos años trabajamos conjuntamente”.

Respecto a la búsqueda de la paz, como un bien a extender por todo el mundo, recuerda que, del 3 al 5 de octubre, la capital catalana acoge el XXV Encuentro Internacional por la Paz, promovido por la Comunidad de Sant’Egidio (ver el Pliego de este mismo número). Se trata de un reconocido acontecimiento ecuménico que recuerda, cada año y en ciudades diferentes, la cita que en 1986, en Asís, mantuvo Juan Pablo II con líderes de diferentes confesiones de todo el mundo.

El cardenal Lluís Martínez Sistach

El mensaje del cardenal, profundizando en la simbología del templo de la Sagrada Familia, concluye apelando a la necesidad de “trabajar para que nuestras familias –fundamentadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer como íntima comunidad de vida y de amor abierta a la fecundidad– imiten las virtudes de la santa familia de Nazaret y den testimonio de cómo la familia cristiana contribuye a la realización personal de sus miembros”. Para Sistach, la familia cristiana “constituye una Iglesia doméstica” y, consecuentemente, ha de ser “solidaria con los pobres y desfavorecidos”.

Por otro lado, la Archidiócesis de Barcelona ha editado siete catequesis para, en grupos o de un modo individual, preparar espiritualmente el encuentro con Benedicto XVI. Las mismas giran en torno a la figura del Papa, el templo de la Sagrada Familia y su propio autor, “el arquitecto genial y cristiano ejemplar” Antonio Gaudí.

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TODO LISTO EN SANTIAGO


Santiago de Compostela, la otra ciudad española que acogerá a Benedicto XVI, el 6 de noviembre, ya tiene cerrados los preparativos de lo que se espera sea culminación del Año Santo Jacobeo. En una rueda de prensa en la Casa de Galicia en Madrid, el pasado día 21, Alfonso Rueda, consejero de Presidencia de la Xunta, explicó que esperan a 200.000 personas, aunque, aclaró, “el Papa ha indicado que desea venir como peregrino”, por lo que no habrá concentraciones multitudinarias. Salvo en el trayecto que va desde el aeropuerto hasta la catedral, que el Pontífice hará en papamóvil –para recorrer los últimos kilómetros del Camino, con paso incluido por el Monto del Gozo–, el resto de lugares en los que esté serán acotados: un acto en el templo catedralicio, con capacidad para unos 1.200 fieles, y la misa en la Plaza del Obradoiro, en la que entrarán unos 10.000. Frente a las informaciones que indicaban que el Gobierno gallego habría solicitado que se ampliara el Año Santo, Rueda aclaró que, aunque esa posibilidad sería muy beneficiosa, también desde un punto de vista económico, corresponde al arzobispo de Santiago, Julián Barrio, decidir si lo pide o no a la Santa Sede. A su vez, reconoció que es “muy difícil”, habiéndose dado el último antecedente de una prorrogación durante la Guerra Civil.

Las anteriores visitas papales a Santiago las protagonizó Juan Pablo II en 1982 y 1989.

En el nº 2.722 de Vida Nueva.

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