Un itinerario para redescubrir la identidad de la comunicación católica

(Ariel Beramendi– sacerdote y comunicador, oficial del PCCS) El Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (PCCS) acaba de celebrar en Roma (4-7 de octubre) el congreso internacional Prensa católica en la era digital, con el que ha cerrado un primer ciclo de reflexión sistemática y profunda sobre la comunicación en la Iglesia católica, iniciado en 2006, cuando el entonces presidente de este dicasterio, el arzobispo John Foley, convocó en Madrid a representantes y delegados de emisoras televisivas de varias partes del mundo.

El hilo conductor de estos encuentros ha sido el intento de responder a la pregunta de fondo sobre cuál es la identidad “católica” de una entidad de comunicación que dice pertenecer a la Iglesia católica, y cuáles son los desafíos que ésta enfrenta ante el contexto tecnológico y social.

La “catolicidad” de un medio de comunicación radica en la pertenencia objetiva a una entidad eclesial y en los contenidos que transmite; queda claro que los medios católicos tendrían que reflejar la rica experiencia universal con la que la Iglesia nace el día de Pentecostés.

Nuevos desafíos

Por otra parte, una reflexión recurrente ha sido analizar los desafíos del mensaje cristiano ante un contexto tecnológico que ha ofrecido soluciones a varios problemas técnicos y que, al mismo tiempo, ha abierto nuevas perspectivas de comunicación. A finales de 2009, el Santo Padre regaló a la Iglesia un faro para no perder el horizonte ante estos nuevos desafíos, cuando invitó a contemplar en nuestra vivencia religiosa un espacio para los “gentiles del mundo moderno”.

La necesidad de formación ha sido un eco constante en los congresos del dicasterio. Para usar palabras de Benedicto XVI, hoy se requieren comunicadores que, en la Iglesia y en la sociedad, sean verdaderos diáconos de la cultura, testigos y promotores de la verdad, con una visión clara de que la dignidad de la persona humana va en primer lugar.

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