Las homilías para funerales: palabras que sanan y resucitan

Con motivo del día de Todos los Difuntos, el ‘Pliego’ ofrece unas reflexiones a los sacerdotes para preparar dichos actos

(Vida Nueva) ¿Como enfrentar y dar forma a las trágicas circunstancias de la muerte de un ser querido?, ¿cómo dar respuesta a esas personas que acuden en masa con un sentimiento de solidaridad y de cumplir con un requisito social? Son algunas de las preguntas a las que trata de dar respuesta Eusebio López Fernández, sacerdote diocesano de Vitoria y asesor familiar, en el ‘Pliego’ que esta semana publica Vida Nueva. En estos días de visita a los cementerios, de hablar mucho de la Vida, ofrece a los sacerdotes unas reflexiones con las que enriquecer sus homilías para funerales y revitalizar los sentimientos humanos y cristianos de cuantos participan en ellos.

Porque, como el propio Eusebio López reconoce en la introducción que hace a su trabajo, “una de las tareas que más ocupan el culto parroquial es, sin lugar a dudas, la de los funerales. Cada cura tiene ya sus resortes particulares, a los que añade los datos peculiares y oportunos del difunto en cuestión, y así se adereza la homilía de un funeral”.

Sin embargo, el autor considera que no hay que minusvalorar la importancia de estos acontecimientos: “Hay quien piensa que no conviene emplear demasiadas energías, puesto que es tiempo perdido, pero obligado. Normalmente, se da más importancia a las reuniones pastorales que nos esperan después del funeral”.

Ante esto, admite que “lo que sí es cierto es que en ese evento hemos tenido cantidad de personas en nuestras manos y que las hemos dejado ir como han venido, con el pretexto de que han acudido por un cumplimiento social, laico y que nada tiene que ver con la fe”.

López Fernández se muestra convencido de que “si todos los sacerdotes que tienen que presidir funerales con frecuencia pusieran en común sus puntos de vista, quizás llegaríamos a ser mucho más eficaces a la hora de influir positivamente en las vidas de tantas personas que pasan por nuestras iglesias en tales ocasiones”.

Más información en el nº 2.727 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea el ‘Pliego’ íntegro aquí.

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