Cyril Vasil: “El Sínodo ha ayudado a hacer visible la existencia de las Iglesias orientales”

Recién clausurada la Asamblea, ‘Vida Nueva’ habla con el secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales

(Texto y fotos: Darío Menor) El arzobispo eslovaco Cyril Vasil, secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales, es, a sus 45 años, el dirigente más joven de un dicasterio vaticano. Ex rector del Pontificio Instituto Oriental, este jesuita de rito bizantino es uno de los miembros por designación pontificia del Sínodo sobre Oriente Medio, clausurado este domingo en Roma. Sobre él afirma que ha sido una oportunidad para conocer “las alegrías y las penas de las Iglesias” de aquellos países, en demasiadas ocasiones casi desconocidas para los católicos occidentales.

– ¿De qué forma puede ayudar el Sínodo a los obispos de Oriente Medio?

Ha sido muy útil para todas aquellas Iglesias, una oportunidad porque, al tratarse de un foro público internacional y, por tanto, visible, se ha podido presentar la propia existencia de estas Iglesias que, tal vez, no son demasiado conocidas para el resto de la Iglesia católica y para el público no demasiado especializado. Fue también un momento para el encuentro entre sus distintos representantes, que venían de contextos políticos y sociales diferentes.

– ¿Por qué las Iglesias Orientales son tan desconocidas entre los católicos occidentales?

Las razones son variadas. Una podría ser el hecho de que la mayoría siempre conoce menos los problemas de la minoría. Otro segundo aspecto puede ser la propia distancia física. Esta situación está cambiando poco a poco con las migraciones, que hacen que todo sea una aldea global, también en el ámbito eclesial. Luego está el hecho de que Oriente se asocia siempre con las Iglesias ortodoxas, que son numéricamente más grandes y más conocidas debido al diálogo ecuménico.

Respuestas ante la migración

– Ha hablado de las migraciones. En los últimos años están llegando a los países europeos católicos de rito oriental provenientes del Este de Europa o de Oriente Medio. ¿Cómo está respondiendo su dicasterio ante esta situación?

Este hecho no es nuevo. Tal vez lo que ha cambiado ahora es el lugar hacia el que se dirige esta migración. Las grandes corrientes migratorias de los orientales comienzan en el siglo XIX y se dirigen a América desde Europa oriental. Allí se organizaron las estructuras administrativas necesarias en las diócesis y eparquías para promover su inserción desde el punto de vista eclesial. Luego está la migración del período de entreguerras motivada por la crisis del 29 y, después, la que partió de los países comunistas en búsqueda de la libre expresión de la fe.

– Benedicto XVI ha realizado diversos llamamientos de apoyo a la Iglesia caldea de Irak. Tras siglos de sufrimiento y persecución, ¿cree que su supervivencia está hoy amenazada?

Todas las Iglesias afrontan las dificultades similares: las propias de Oriente Medio. Luego están las dificultades particulares del momento, como lo que ha sucedido en Irak en los últimos años debido a la guerra y a la inestabilidad. Los cristianos caldeos sufren como todos los habitantes de Irak la falta de seguridad. Siendo una minoría identificable, es más fácil ver sus problemas. No creo que haya que dramatizar diciendo que hay riesgo de desaparición.

Más información en el nº 2.727 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, lea la entrevista íntegra aquí.

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