Colombia ya tiene nuevo embajador ante la Santa Sede

César Mauricio Velásquez, de 44 años y miembro numerario del Opus Dei, presentó sus cartas credenciales al Papa el día 18

El nuevo embajador (3º por la dcha.) en ‘Teleamiga’ junto al nuncio

(A. Pelayo– Roma) La República de Colombia tiene desde el pasado lunes 18 de octubre un nuevo embajador ante la Santa Sede, en sustitución de Juan Gómez Martínez. El nuevo inquilino de la Embajada es un joven universitario de 44 años de edad, doctorado en Comunicación Social y Periodismo y con un máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro numerario del Opus Dei y se llama César Mauricio Velásquez Ossa.

Benedicto XVI recibió sus cartas credenciales con el habitual protocolo (entrevista privada, saludo al séquito, fotos, etc.) y se intercambiaron los discursos preparados para esta ocasión.

En el del Papa hay que destacar su “cercanía espiritual y oraciones por quienes en Colombia han sido injusta y cruelmente privados de libertad”. “Rezo también –añadió el Pontífice– por sus familiares y en general por las víctimas de la violencia en todas sus formas, suplicando a Dios que se ponga de una vez fin a tanto sufrimiento y que todos los colombianos puedan vivir reconciliados y en paz en esa bendita tierra tan colmada de recursos naturales”.

Después de haber puesto de relieve el papel que la Iglesia colombiana quiere aportar, se refirió a las relaciones que unen a la Santa Sede y a Colombia desde hace ya 165 años y subrayó que, “es esencial que el ordenamiento jurídico respete la ley natural en áreas tan esenciales como la salvaguardia de la vida humana desde su concepción hasta su término natural; el derecho a nacer y a vivir en una familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer o el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación acorde con sus propios criterios morales o creencias”.

Terror y narcotráfico

A continuación, el discurso del embajador Velásquez tampoco se anduvo por las ramas. “En Colombia –recordó– el terrorismo y el narcotráfico van de la mano, atentan contra la ecología humana y la ecología ambiental, rompen la unidad familiar y social”. Reconoció que durante el año 2002 “los grupos violentos obligaron a salir de sus tierras a 440.000 personas; en 2009, a 140.000… Hoy miles de personas, protegidas por el Gobierno, han podido regresar a sus tierras y quienes aún están en proceso de retorno son atendidos con subsidios y programas sociales”.

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